—Lo estaban, se casaron cuando mi padre tenía veinticinco y mi madre veintitrés...

—¡Guau, estaban realmente jóvenes! Seguro estaban muy enamorados cuando se casaron —soltaría con una sonrisa al imaginar el amor de los padres de Landon.

Landon se queda callado, respira profundamente como si fuera a decir algo, pero no sale nada...

—Ey ¿Dije algo malo? —preguntaría preocupada al notar su cambio tan repentino de humor.

—No, tú nunca podrías bonita pero bueno ¿No estás cansada? Todavía nos quedan cinco horas y media, ¿Quieres tomar una siesta? —notaría su cambio de tema y realmente me pregunto el porqué.

—Supongo que podría dormir, si te acuestas conmigo, claro está. Pero sé honesto conmigo Landon, ¿Qué pasa? —preguntaría con una entonación de preocupación para que él lo notará.

—Nada en absoluto. Solo que recordé algo de mis padres, algo que me pidieron que hiciera...

—¿Cómo una tarea?

—Más como una obligación —diría con una mueca en su rostro.

—¿Y todavía no la haces? 

—No, la olvidé y ya no creo que pueda regresar para hacerla.

—Oh, bueno estoy segura de que no es demasiado tarde. Todavía puedes decirles que lo harás en cuanto puedas —le diría para darle cierto apoyo.

—Es demasiado tarde, y realmente ya no quiero hacer esa tarea —admitiría Landon desviando su miranda hacia otra parte.

—Lo que sea que esta obligación implique, suena como un dolor de cabeza, ¿por qué te ofreciste a hacerla? —preguntaría con curiosidad mientras le acaricio su mejilla para darle algún tipo de confort.

—Supongo que yo me sentía obligado con ellos. Quizá por eso las llaman obligaciones...

No me agrada ver en lo absoluto la actitud que tiene Landon en estos momentos, realmente se ve consternado por lo que esa dichosa tarea implica y lo que menos quiero en estos momentos es verlo preocupado por algo externo así que le propondré un plan que creo que lo hará sentir mejor...

—Los rumores dicen que existe una cosa llamada "El club de las millas altas" ¿Ha escuchado sobre eso señor Downey? —preguntaría con una sonrisa fingiendo ser inocente.

Landon intenta ocultar su amplia sonrisa, pero falla completamente. Se escucha su risa apagada mientras entierra su cabeza en la almohada.

—¡Landon Downey! ¿Acaso te estás burlando de mí? —preguntaría haciéndome la ofendida.

—Me estoy riendo de mi buena suerte. No tengo idea de cómo te mantuviste virgen tanto tiempo cariño —diría mientras se aclara la garganta dramáticamente y se aguanta la risa para poder continuar —señorita, resulta que yo soy un miembro del club. Quisiera extenderle una invitación para que se una, ¿le interesa?

—Bueno, hay una cama y sería una pena desperdiciarla señor Downey... 

 

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Una señal del DestinoWhere stories live. Discover now