Capítulo Once: Un apariencia inusual

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Rubí despertó, miró a su alrededor notando la habitación desconocida. Lo de ayer solo fue una pesadilla. Se levantó tambaleante, recordando las palabras últimas que había escuchado, una fuerte ráfaga de viento se arrastró por la ventana, haciéndola temblar de frío. Se acercó y la cerró, mirándose en el espejo luego, notó que no tenía nada debajo de sus ojos.

Esperaba la presencia de Charlie, pero ella jamás llegó. Así que optó por arreglarse un poco y salir hacia el pasillo, encontrándose con su figura en la cocina.

Se acercó con cierta timidez, la joven se volteó a mirarla con una sonrisa.

—Te preparé tostadas con jalea de maní—le mencionó, Rubí se sentó mirándola con asombro.

—¿Cómo sabías que me gustaría?—preguntó, Charlie le dio la espalda, haciendo otra cosa.

—A ella le gustaban.

Rubí comió en silencio, mirando al lugar con atención. Miraba la ventana de reojo algunas veces, mirando hacia las casas vecinas y patios, se concentraba en las personas.

—Respecto a lo que dije de ayer sobre dar respuestas... —comenzó Charlie, pero guardó silencio cuando ambas escucharon como una puerta sonaba.

—¡Charlie, ya llegué!—gritó un hombre, desde la sala de estar.

—Oh, no. Es mi padre, ¡escondete!—chilló la castaña, Rubí se levantó de golpe, Charlie la llevó hacia su habitación, en donde la pelirroja se quedó escondida.

La pelirroja abrió un poco la puerta, mirando hacia el hombre. Parecía tal vez más de treinta, pero parecía un hombre de negocios sin dudas. Era el mismo que le había mostrado Damián.

—... Creo que lo dejé en tu habitación—escuchó decir al hombre, ambas abrieron los ojos en grande.

Mientras Charlie le metía excusas a su padre, Rubí intentó buscar todas las maneras de salir de la habitación. Pero se estaban acercando. La ventana estaba sellada con maderas, cosa que impidió a la pelirroja salir por allí.

Se miró en el espejo, encontrando en el mismo escritorio una peluca de color azabache. Al ponérsela, notó que tenía mechones rosados y morados en algunas partes, Rubí empezó a buscar más cosas que ponerse.

Charlie tenía colecciones de lentillas de ojos, todas del color de sus ojos. Rubí sollozo varias veces intentando ponerse las lentillas, debido a lo apurada que estaba.

Se tapó un poco el rostro con la peluca, mirando hacia la puerta.

—Charlie, hija...No sé qué te ocurre—escuchó que decía el hombre, abriendo la puerta. Herny se quedó paralizado, mirando hacia la joven que tenía adelante de sus ojos. —Oh, no sabía que tenías una amiga nueva.

Charlie llegó algo exaltada, miraba a Rubí con agradecimiento. Herny le sonreía a la desconocida con felicidad, parecía estar en aquella emoción debido a su hija, quien tenía una amiga.

—Soy Herny Emily, es un gran gusto conocer las amistades de mi querida hija—se presentó el hombre, tomando la mano de Rubí y apretandola, ella sonrió con incomodidad. Se giró hacia la castaña. —Charlie, jamás me mencionaste que tenías una amiga.

La castaña se rio sin gracia, liberando sus nervios.

—Iba camino al restaurante, pero no veo un no en llevarla a ambas, pueden divertirse allí y pasar un momento de amigas—mencionó el hombre, casi chillando de felicidad. —¿Qué dicen?

Rubí miró a la castaña, quien parecía desear que la tierra la tragase. Henry miró a la nueva amiga de su hija, quien sonrió.

Antes de irse, la pelirroja se paseó por la habitación de huéspedes, atrapando su oso y guardandolo en una mochila que le prestó Charlie para eso mismo.

Not mutual (Fan Fic Fnaf) Où les histoires vivent. Découvrez maintenant