41- "Matt II"

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Veintinueve de noviembre dos mil dieciocho.
Éster

Vuelvo a despertar solo que ya es hoy, y haciendo el mayor esfuerzo no puedo simplemente no pensar que se cumplen seis años.

Me levanto y me arreglo para ir con Marcos, tal vez esten todos los de morat o tal vez no.

Llegando empezamos a componer, luego llegan Isaza y Villa.

Cuando nos detenemos mi celular suena, Ariana me está llamando.

—Hola Ariana, ¿todo bien?

Se escuchan sus sollozos así que me levanto hacía la cocina.

—No, estamos en el hospital. Ayer internaron a Matt —contesta.

—¿Está bien? —pregunto.

—Esta muy delicado por… tal vez el debería decirte.

—Ariana, ¿que pasa?

—Hace unos meses fue al hospital. Lo diagnosticaron con leucemia, quiere verte para despedirse. Estamos en el hospital de la avenida.

Limpio unas lágrimas que me salieron en algún momento.

—Voy para allá.

Salgo de la cocina y empiezo a recoger mis cosas.

—¿Qué pasa? —me pregunta Villa.

—Matt está en el hospital —dicho eso salgo de la casa de mi hermano.

Entro al hospital y veo a la familia de Matt, cuando su mamá me ve me acompaña hasta su habitación.

Está conectado a una sola máquina, se ve cansado y tiene leves ojeras.

Cuando me ve sonríe. Decido pasar y quedarme parada un lado de él.

—¿Piensas quedarte ahí? —pregunta haciendo una seña hacía un sillón.

Lo muevo a un lado de la camilla y me siento.

—No me dijiste nada.

—Sabes que te amo, ¿verdad? —dice.

—¿Por qué lo dices así?

—Porque de verdad te amo mucho. Siempre voy a estar para ti…

—Matt —trato de detenerlo porque el no puede despedirse, el no puede irse.

—Voy a estar bien, obviamente te voy a extrañar. De hecho ya te extraño, estuve escuchándote a ti y me estaba pudriendo por dentro. Sabes que todo lo que te paso no es tu culpa y recuérdalo porque no voy a estar ahí para decírtelo.

—Matt de verdad lo siento… —me detengo porque la máquina que marca sus signos vitales empieza a sonar.

Los doctores entran, pero solo a escuchar el latido de su corazón.

—Tienen que hacer algo, ¿porque no hacen nada?

Ariana entra llorando.

—Hora de la muerte tres veintiséis de la tarde.

Me sacaron de ahí a la sala de espera, cuando levanté la vista estaban Villa y Marcos. Lo entendieron todo cuando los vi.

Me senté y mi vista se empezó a nublar, los oídos me zumbaron y no podía respirar bien.



Lo primero que veo es el techo color blanco, debió ser un sueño, un pésimo sueño.

Me arden los ojos y las muñecas, cuando trato de levantarme jalo de mi brazo, pero solo me lastimo. Bajo mi vista y observo una aguja.

No fue un sueño, estoy en una camilla, tal vez me dió un ataque —los cuáles no me daban hace tiempo— y por eso me lastime las muñecas.

Se escucha un ruido haciendo que volteé para encontrarme con mis papás.

—Fue un sueño, ¿verdad?

Espero que me pregunten a que me refiero o que me tomen como loca.

No lo hacen solo me ven con los ojos rojos.

—Perdón, tenían razón. Yo no debería haber estado aquí, fue un error —digo entre sollozos.

Lo único que puedo pensar es en que yo aleje a una de las personas que más amo y ahora no está.

—Tú nunca serás un error —me dice mi mamá.

—Eres la mejor y cuando los demás te den la espalda yo seguiré aquí —susurra mi papá.

Les creí cuando volvieron a mentir.



Villa

La tuvieron que anestesiar, es la primera vez que le da un ataque desde que la conozco.

Pero no es el primero para su familia.

Matt murió, estoy tratando de contactarme con Isaza, cuando contesta le cuento lo que pasó porque no pienso ir a su casa.

Al día siguiente le llevo ropa a Alexa, no la dieron de alta.

Tuve que apagar mi celular porque Gaby no dejaba de llamarme, supongo que ya se enteró, está en las noticias y en todos lados.

Entro en la habitación, dejo su ropa en un sillón y me acerco hasta donde está.

Está despierta, pero ve a la nada, le salen lágrimas que no limpia.

Cuando nota mi presencia me mira, me acerco y tomo su mano.

—No quiero ser fuerte, no creo que pueda estar bien y ya —dice en susurró.

Prácticamente eso es lo que le han dicho: tienes que ser fuerte y todo va a estar bien.

Me siento en la orilla de la cama y la atraigo para que se recueste en mi pecho.

—Llore y rindase cuántas veces quiera, no tiene que ser fuerte. Yo voy a estar aquí para sostenerla.

Empieza a llorar y se me escapan unas lágrimas porque se que no puedo hacer nada por su dolor.




En el funeral Alexa está afuera con varios de sus hermanos.

La observo desde dentro para ver qué este bien, lo hago hasta que un cuerpo oculta mi vista, levanto mi mirada para encontrarme con los ojos de Gaby.

—Lo siento mucho —dice.

—No puede estar aquí —susurro.

—Ya lo sé, pero quería saber si estaba bien. Además Matt también era mi amigo.

—Vamos afuera.

Mala idea, mala idea.

Todos los que están afuera me ven porque soy el único que ha salido después de unos quince minutos.

—¿Quieres que me vaya? —me pregunta.

No quiero que se vaya, pero tiene que hacerlo porque solo dejaron entrar a familiares y amigos y si me ven con ella van hacer preguntas.

—No, quédese.

Mieeerda.

Cuando empiezan a caminar con la caja de Matt, Alexa se retira.

Quiero ir tras ella, pero Gaby toma mi mano y se le escapa una pequeña lágrima. Aunque no convivo mucho tiempo con Matt se que si se llevaron bastante bien y se hicieron buenos amigos.

De un momento a otro la gente ya no camina hacia la salida sino a dirección contraria.

Dónde fue Alexa. Otra vez, mierda.

Suelto a Gaby y le digo que espere, voy hacia los baños, dónde está Éster en el piso mientras sus hermanos le tienden toallas a Marcos.

—Que estoy bien —le dice Alexa.

—Si estuvieras bien no habrías hecho esto —dice enredando una toalla en su muñeca—. Vamos.

Después la carga dejando ver una mancha de sangre.

Causa Perdida┊Juan Pablo Villamil┊Where stories live. Discover now