Tigrecito || Kooktae

Capítulo Quince.

Al día siguiente y a primera hora, Jeon se encuentra entrando a la escuela donde impartía clases. Al ser muy temprano todavía, los pasillos y salones se encontraban sumamente solitarios, apenas y se topaba con algún compañero profesor.

Con su bolso y lentes puestos se dispone a entrar al salón donde impartirá su primera clase, pero antes de llegar al escritorio, se encamina hasta cierto lugar en específico, analizando el pupitre desde su altura. Aquella mesa estaba pulcramente cuidada, sin ningún rayón o alguna pegatina pegada en él. La silla, de igual forma, se encontraba sin ningún rasguño y en perfecto estado, en espera de que cierto castaño de bella sonrisa se siente en él.

Qué envidia. Piensa con pesar mientras sacude la cabeza y abre su bolso. Mete la mano en este, en busca de aquel pequeño detalle que le traía a su chico, a manera de una disculpa por dejarlo en visto la noche anterior. Cuando encuentra la pequeña cajita, abre con una mano el pupitre y deja esta ahí metido. Antes de cerrarlo, saca un pequeño escrito y lo pega a un costado del regalito.

Satisfecho, se da la vuelta yéndose a sentar a su respectivo puesto. Saca su laptop y algunas hojas, dispuesto a esperar a sus alumnos mientras siente su corazón palpitar con rapidez y los nervios lo hacen más torpe al encender su herramienta tecnológica.

-Pareces un adolescente, Jeon. Controlate.

Siete y diez de la mañana, y su pequeño castaño no hace presencia en aquel salón donde lo espera con ansias. Dentro del aula, se encontraban más de la mitad de los estudiantes esperando extrañamente a que el profesor Jeon dé inicio a su clase.

Y es que, a decir verdad, nunca lo habían visto tan nervioso y al pendiente de algo mientras revisaba una y otra vez su teléfono. A pesar de la mirada sería y mandíbula apretada, más de uno notó aquel movimiento repetitivo que tenía Jungkook en su pierna, subiendo y bajando con rapidez.

-¿Estará esperando a alguien?

-¿No habrá dormido bien?

-¿Le preocupa algo?

-¡Bah! A ese hombre nada le preocupa, todo le da igual.

Escuchando los murmuros de sus estudiantes, decide ponerle fin a su angustia y mandar aquel mensaje que tanto pensaba hacer desde un inicio.

TaeKim.

Pequeño, ¿no vendrás a clases?

Sin titubear y dejando los nervios a un lado, envía el mensaje antes de apagar el teléfono y levantarse de su asiento haciendo que todos los pequeños murmullos callen de una vez.

-Bien, daremos inicio a la clase -paseando su vista por todo el aula, nota las miradas penosas y tímidas que sus alumnos tienen hacia él.

Sonríe arrogante.

-Saquen su libro y ubiquense en la última lección que nos quedamos.

primera parte. 20 votos y actualizo el siguiente capítulo.

-AnnieLsTk.