Capítulo Treinta y cuatro.

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Un par de semanas habían pasado y Yoongi empezaba a sospechar de Jimin. Él pensaba que interponiendose entre la amistad de Park y Kim haría ver al primero como un miserable, sin embargo es todo lo contrario. Jimin lucía tan deslumbrante y lleno de vida, lo ignoraba todo el tiempo y hasta lo bloqueaba de las redes.

No quiso darle importancia, pues aún tenían una relación donde (a su propio criterio), él mandaba, sin embargo, tras varios intentos de persuadirlo para tener relaciones y que el rubio no aceptara, llegó a la conclusión de que algo se traía entre manos.

Fue una tarde, después de la escuela, que Yoongi llegó a su límite. No solo por lo de Jimin, sino también el ver a Kim y Jeon irse juntos después de la jornada escolar.

¿No se supone que habían terminado esa inmoral relación?

Soltando un suspiro, arroja el cigarro consumido y se acomoda en su recién arreglada moto. Se encontraba en la entrada esperando al pequeño rubio, quien ya llevaba diez minutos de retraso.

-Maldita sea ¿Dónde jodidos estás? -gruñe mientras marca al número del menor, su ceño fruncido daba mucho que pensar.

-¿Sí?

-¿Estás tomándome el jodido pelo o qué?

-¿De qué rayos hablas?

-Llevo esperándote por más de quince minutos aquí. Sabes que odio esperar -reclama. Al otro lado de la línea escucha como Park suelta una risita -¿Qué es tan divertido, imbécil?

-En primera, respétame, idiota. Segundo... te dejé bien en claro que no me iría contigo, salí con unos amigos.

Tras la respuesta tan quitada de pena, la furia de Yoongi aumenta provocando que cuelgue el teléfono sin cuidado, lo guarde y a los segundo arranque la moto en busca del rubio.

No tenía idea dónde se encontraba, pero iría a buscarlo hasta debajo de las piedras si es posible. Eso le demostraría que nadie se burla de Min Yoongi, menos un intento de novio que solo sabe llorar y llevarle la contraria.

Mientras tanto, en la casa de los hermanos Kim, el pequeño tigrecito ponía todo su esfuerzo por no lanzarse y devorarle la boca a ese hombre tan ardiente frente a él, quien solo se dedicaba a explicarle las actividades que tenía pendiente en clase...

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Mientras tanto, en la casa de los hermanos Kim, el pequeño tigrecito ponía todo su esfuerzo por no lanzarse y devorarle la boca a ese hombre tan ardiente frente a él, quien solo se dedicaba a explicarle las actividades que tenía pendiente en clases, totalmente ignorante a los pensamientos nada inocentes del pequeño castaño.

Ambos se encontraban sentados en el suelo, frente a la mesita del centro, uno a lado del otro.

-Luego de leer este texto lo vamos a debatir ¿Te parece? -Jeon pregunta mientras le extiende el libro al menor, señalando el párrafo a discutir.

Kim, hinoptizado por la belleza del mayor, se acerca al menor lentamente antes de rodearlo por el cuello con sus delgados brazos y pegar sus labios con el otro. Jeon ancha los ojos antes de dejarse llevar y rodear la delgada cintura mientras jala un poco a Tae para sentarlo sobre su regazo. Ambas respiraciones escuchándose pesadas.

Tigrecito || KooktaeWhere stories live. Discover now