Tigrecito || Kooktae

Capítulo Dieciocho.

—¿Has visto a Tae? –una pequeña castaña se le acerca a Jimin, a lo que él levanta la vista de su teléfono y le sonríe cuando la reconoce.

—¿Qué tal Tzu? –la chica sonríe tímidamente mientras se encoge de hombros y saluda con la mano al rubio —Fue a comprar algo para comer, no debe de tardar.

—Okidoki –asintiendo, toma asiento a un lado del chico, sonriéndome y haciendo que sus redondos ojos se cierren —¿Te hago compañía mientras vuelve?

—Encantado.

Había empezado como un sello de labios, un toque inocente y sin segundas intenciones, sin embargo, al pasar los segundo de haber recibido ese casto beso por parte de su sexy e imponente profesor, Taehyung se permite apretar del cuello de la camisa del otro con el afán de acercarlo más a él y fundir más sus labios.

Cuando percibe que Jeon no se opone, decide abrir los labios y empezar un beso un poco más atrevido, sin lenguas de por medio, solo disfrutando de la suavidad de los labios contrarios, analizando cada caricia dada y recibida, disfrutando de cada besito casto que su profesor le daba para tomar un respiro y asi seguir con ese beso.

Dios, esto es el cielo.

Dejándose llevar, Jungkook aprisiona la pequeña cintura del chico, acercándo ambas anatomías y haciendo que Tae se levante del asiento para situarlo entre sus trabajadas piernas y así permitiéndose sentir el calor del otro. Sus bocas se sincronizan y sus respiraciones se van acelerando con el pasar de los segundos los cuales se convierten en minutos.

Tras hacer sonar un chasquido, ambos se separan tratando de regular sus respiraciones, aún sin abrir los ojos. Ambos se sienten en un sueño, un bellísimo y caliente sueño.

—De-deberia ir a mi sigui-siguiente clase... –sin dejar de apretar el cuello de la camisa del mayor, Tae pega su frente con el hombro de Jeon, largando grandes suspiros y aspirando la colonia tan varonil y ardiente que éste desprende.

Dando leves caricias a la cintura del menor, Jeon abre los ojos mientras relame sus propios labios sintiendo aún la presencia de los otros.

Sus labios cosquillean y quieren seguir besando al pequeño castañito frente a él.

—Quisiera que nos quedáramos así –su voz sale más pesada, sin embargo se las arregla para seguir pensando en voz alta —Quisiera seguir besándote, sintiendo tu pequeña cintura en mis manos y ese pequeño temblor que haces en estos momentos.

Tae se separa solo un poco del musculoso cuerpo, chocando miradas con la penetrante de Jungkook. Ambos anhelaban lo mismo. Sin embargo, el toque en la puerta y seguido de un "¿podemos pasar, profesor" hace que ambos se separen lentamente, no pudiendo evitar soltar una sonrisita cómplice antes de que Jeon se incline nuevamente y deje un casto beso en los labios rosaditos del otro.

—Antes de que te vayas –separando una mano del cuerpo del menor, Jeon se estira un poco alcanzando el pequeño detalle que tenía para Taehyung, quien lo recibe con una sonrisa tímida y mejillas rositas —Ábrelo cuando puedas, espero te guste.

—De seguro que sí.

Otro toque más en la puerta hace que al fin tomen una distancia prudente, dándole tiempo a Tae de sentarse en una de las sillas, sacar una libreta y un lapicero, tratando de fingir que tomaba una lección privada con el profesor Jeon. Éste, tras cerciorarse que el menor estuviera listo, toma asiento en su asiento antes de darle el pase a sus alumnos.

—Buen día, profesor.

—Buenos días, profesor Jeon.

Devolviendo el saludo con un asentimiento de cabeza y mirada sería, se levanta de su asiento carraspeando un poco. Los alumnos seguían entrando de apoco.

—Kim, ya puede retirarse. Si tiene dudas, trate de llegar a tiempo a mis clases y prestar atención, por favor  –asintiendo y tratando de ocultar una sonrisa, Taehyung guarda sus cosas dentro de su mochila y toma en una de sus manos la pequeña cajita antes de levantarse y salir casi a tropezones del salón, murmurando un muy bajo "Nos vemos, guapo" cuando pasa detrás de éste.

Jeon, tras escuchar tal cosa, curvea unos milícentrimetros su boca recta evitando sonreír frente a sus demás compañeros, quienes se encontraban en su asiento con libreta y lapicera sobre sus pupitres, esperando las indicaciones que su serio e imponente profesor tenía para el día de hoy.

—Bien, iniciamos con la clase –cerrando la puerta cuando el timbre suena, Jeon se sitúa frente a sus alumnos, guardando postura y mirando a cada uno a los ojos —Joven Choi, de pie...

-AnnieLsTk.

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