25 Breath of life

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— Vamos, no sé va a perder aquí... —rió Sunghoon y asentí fuertemente.

— Es verdad, además, ¿Ya se te olvido? Soy mayor de edad, puedo ser un ser humano independiente. —Sonreí y Sunghoon me apunto, asintiendo con uña sonrisa como si le hubiera dado justo en el clavo.

Claro, en ese momento ninguno de los tres sabía que estábamos bajo la mirada de más de una persona y separarnos sería una muy mala idea.

— Iré yo con Panda, tú ve por los cereales.. —bufó Heeseung y se dió la vuelta para caminar.

— Pero... —Sunghoon se nos quedó mirando y dejo caer su cuerpo en el carro, resignado.

— Odio que seas así —me queje en voz baja, mientras caminaba a su lado.

— ¿Así cómo?

— Como ahora.

— ¿Te molesta que me preocupe por tí?

— Me molesta que seas sobre protector.

— Tengo mis razones, creo que ya deberías entenderlas. —Me dió una mirada seria y rodeé los ojos a un lado, tomando un carrito.

— Lo sé, pero estas exagerando hoy.

— Eso no es cierto —comentó, muy orgulloso como para admitirlo.

— ¡Claro que sí!

— Bueno, tal vez le agarre algo de gusto. —Sonrió de una forma oscura y lo quedé mirando extrañada.

— Estas loco.

— ¿Es el único insulto que tienes? Pensaba que eras más brava.

Me iba a quejar nuevamente, cuando un estuendoso sonido nos interrumpió.

— ¿Y eso?  —pregunté con curiosidad y miré hacia dónde se había girado a mirar Heeseung.

— Se cayó una estantería completa... —musitó viendo como el personal iba a solucionar el problema.

— Vamos a ver. —Lo tome de la mano y esté me siguió con desinterés,

Era simplemente la curiosidad.
Una curiosidad que terminó revolviendo mi estómago completamente al ver como del otro lado, Sunghoon se estaba peleando a golpes con un chico.

Heeseung tenso su rostro rápidamente.
¿Acaso teníamos que adivinar? El pelinegro reconoció al instante al chico como uno de los compañeros de Hyunjin.

— Debe ser una jodida broma... —susurró y dejando el carro votado, comenzo a dirigirse a la salida del supermercado sin soltar de mi mano.

— ¿Qué sucede ahora? —pregunté.

— Tienes que irte.

— ¿Qué?

— Mierda, sabía que esto iba a suceder... —hablo para si mismo.

— ¿Acaso son... ellos?

Heeseung no respondió y me empujo al suelo, esquivando el disparo que venía por parte de un hombre con un tatuaje extraño en su cuello.

Solté un quejido y el pelinegro sin perder tiempo se levantó al instante, yendo a botar al suelo al hombre bruscamente, mientras espantaba a las personas a nuestro al rededor, quienes corrían aterradas del lugar.

Heeseung le arrebato el arma de las manos y la pateo lejos. El contrario bien preparado, saco a relucir una daga y se la enterró en un costado del abdomen en cosa de segundos, haciendo que el pelingro soltara un quejido de dolor.

Me levanté con el corazón palpitando en mi garganta y mirando a mi alrededor, desesperada, tome un sobre de sal de un carro cercano y lo abrí, vaciándolo sobre eel rostro del hombre, para ayudar a Heeseung.

Esté último tomó la daga y con la manga, comenzo a golpear violentamente al contrario.

— Sal de aquí, ahora. —Me ordenó con una voz pesada y negué rápidamente.

— No te dejare de nuevo Heeseung...

Esté se limpió de la nariz y sin darse tiempo de responder, llegaron dos hombres más a pelear con nosotros.

— ¡Panda! ¡Por aquí!  —me llamó Sunghoon, pero me había quedado paralizada, y no tardaron en ponerse en mi camino.

Un hombre de gran tamaño me agarro del brazo e intento golpearme, cosa que no dejé, y casi por instinto, comencé a pelear. Por temas de fuerza, en un golpe me hizo caer al suelo, en dónde dándole varios golpes en zonas frágiles de su cuerpo, logre salir de sus garras con algunos rasguños y sangre en mi boca.

Busque a Sunghoon con la mirada, pero esté estaba terminando de desahacerse del chico.

— ¡Panda! —Me llamó Heeseung para que me acercara, pero no pude.

El moreno dejo de caminar y su pecho dejo de subir y bajar bruscamente.

Ahora un brazo rodeaba mi cuello y sentía un frío metal en mi nuca. El aroma a rosas envolvía mi nariz y mi respiración se dificultaba.

— Atrévete a dar un puto paso más, y juro que le disparo aquí mismo —le advirtió la desgastada voz de Hyunjin al pelinegro, mientras me apuntaba con una singular arma rosa.

Heeseung pareció palidecer y sentí unas enormes ganas de llorar. No quería pensar en lo peor, pero esto en sí, era lo peor que podía suceder.

— Hyunjin... —murmuró, pero el pelirosa negó.

Cerré los ojos mientras una lágrima de escapa de mis ojos y solo esperé a lo que tuviera que pasar.

— Suéltala ahora, maldito infeliz.

Sono un disparo y el pelirosa cayó de rodillas al suelo, quejándose del dolor.

Observe el arma rosa en el suelo en completo shock, mientras comenzaba a voltearme lentamente.

Heeseung pareció quedarse sin aire.

Mi voz se cortó, mi gargante se apretó y sentí que todo mi cuerpo se debilitaba en ese maldito momento.

Estaba muerta, no tenía ningún duda.

Esa voz que se perdía en mis recuerdos, esa figura inolvidable, el principió de todo esto y posiblemente el final, ahora se hallaba al frente de mis ojos, en carne y hueso.

— ¿M-Mamá?

DIE FOR YOU / HEESEUNGWhere stories live. Discover now