Desde la muerte de su madre, la vida de Pandora cambia radicalmente. Tendrá que pasar por circunstancias difíciles, pero para su suerte, esto le permitirá conocer a alguien que marcara su vida y la hará menos oscura, tal cual como ella hará con la s...
Me encontraba descansando en una de las bancas del gimnasio mientras observaba con curiosidad como Heeseung le pegaba al saco de boxeó.
Su mirada era fija, sus golpes violentos, precisos, y soltaba a ratos jadeos de rabia al pegarle al saco.
No sabía el porqué, pero hoy se veía de muy mal humor. Había llegado al gimnasio tal vez hace media hora y había ido directo al saco.
— Heeseung. —Lo llamé, pero no obtuve respuesta. Estaba muy metido en su pequeño ataque de rabia por lo que me levanté de la banca y me acerqué lentamente hasta quedar a su lado.
— ¿Qué quieres? —preguntó, sin detenerse ni mirarme.
— ¿Qué es lo que te trae de mal genio? —cuestioné y esté paro de pagarle al saco dándose vuelta a mirarme.
— ¿Quién dijo que estaba de mal genio? ¿Acaso hiciste algo para que lo esté? —preguntó con un tono de voz pesado y negué con simpleza, observando como el sudor corría por su frente.
Se veía atractivo.
El ascensor se abrió y entro Jay, quién se acerco a nosotros alegre.
— ¡Pandita! Sabía que estarías aquí..—Me abrazó con cariño y volteó a ver a Heeseung—. ¿Quieren ir a divertirse?
Abrí los ojos con entusiasmo al escuchar lo último. Si alguien se la pasaba aburrida y encerrada en esta casa, era definitivamente yo. No exageraba, pero si Heeseung no salía a las invitaciones que me hacían los chicos, yo no iba.
Era tan estricto con ese tema que me hacía poner de mal humor.
— !Si! ¡Si quiero! —Me agarré de su brazo sonriéndole emocionada.
— ¿Divertirse donde? —Heeseung se cruzo de brazos.
— A una fiesta de por aquí.
— No puede ser... ¿Ahora cuentas chistes? —fingió sorpresa, para luego volver a su semblante serio—. No seas imbécil, ¿Acaso se te olvido lo último que le paso a Pandora?
Agache la cabeza al recordarlo y solté el brazo de Jay, quién tomo de mi mano llamando nuevamente mi atención.
— Claro que lo sé, se que fue grave, pero esta fiesta no igual a la otra, además, Panda se aburre mucho aquí ¿Si sabes que quedarse muchos días encerrado en casa afecta la salud mental? —cuestionó y Heeseung suspiró sobando su frente.
— Entonces salgamos a otro lado, no a una fiesta.
— ¿Por qué sigues respondiendo por Pandora? Deja que ella lo haga —se quejó y los dos voltearon a verme.
— Eh, si soy sincera... me encantaría ir, pero tengo algo de miedo. No quiero que vuelva a ocurrir lo qué pasó.
— ¿Ves? Si quiere. —Sonrió Jay y Heeseung negó con fuerza.
— Pandora, no te sientas obligada por este inútil, además, no dejare que ni siquiera te toquen, nadie lo hará.
— ¿Entonces me dejas ir? ¿Tu iras también, no? —pregunté algo indecisa. El moreno se quedo pensantivo y termino por asentir al ver en mi mirada algo de esperanza.
— ¿Segura que quieres ir Panda? —cuestionó, mientras Jay me hacía muecas atrás de él felicitándome por aceptar.
— Si.
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