25 Breath of life

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Sunoo y Jay se fueron en el ferrari y yo con los demás chicos, nos fuimos en la camioneta.

Heeseung quiso irse conmigo atrás, dejando a Sunghoon en el volante. La música de la radio era tranquila y el atardecer brillaba en naranjo y azul oscuro.

La había pasado muy bien, desearía que todos los días fuesen así de divertidos y perfectos, siento que todos lo necesitábamos después de todo lo que había sucedido.

El viaje comenzaba a hacerse largo, por lo que varios de los chicos habían caído dormidos, incluyendo a Heeseung quien iba durmiendo apoyado en mi hombro.

— Heeseung... oye... —comencé a moverlo lentamente y esté despertó casi al instante.

— ¿Qué paso? —preguntó rascándose el cabello.

— Tengo algo de frío... ¿Podrías prender la calefacción? —le pedí en un susurro y esté me quedó mirando sin cambiar su inexpresivo rostro.

— Uhm, no.

— ¿No? —repetí sorprendida y esté asintió sin darle interés.

Entonces, cuando estaba apunto de reclamar, me acurruco entre sus grandes brazos.

— Yo puedo ser la calefacción —musitó cerca de mí cuello y mi rostro se calentó rápidamente.

Con una sonrisa, lo abracé de vuelta apoyando mi rostro en su pecho y respire su perfume, el cuál me hizo sentir completamente ensimismada.

— Mierda, me gustas mucho... —musitó soltando una risita y dejo caer su cuello hacía atrás, marcando su manzana de adán—. Eres muy linda...

Mordí mis labios para no sonreír tanto y al ver que estaba reconciliando el sueño, me acomodé, durmiendo también.

Mordí mis labios para no sonreír tanto y al ver que estaba reconciliando el sueño, me acomodé, durmiendo también

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Al día siguente en la tarde, fui al supermercado junto a Heeseung y Sunghoon. Faltaban algunos suplementos y comida en casa. Después de todo, éramos 8 personas viviendo en un mismo lugar y la comida era esencial para mantener la paz.

— Ven, quiero comprar gomitas... —Heeseung me agarro de la mano y Sunghoon nos siguió con el carrito, mientras tarareaba una canción muy vulgar.

El pelinegro comenzó a meter gomitas al carro frenéticamente, sin soltar de mi mano en ningún momento.

— Uhm, Heeseung... ¿No te hará mal tantos dulces...? —Lo mire preocupada y este sonrió, entretenido.

— Panda, yo vivo de dulces.

— Creo que nos hará falta otro carro... —comentó Sunghoon, ignorando la discusión y viendo como el que ya teníamos estaba completamente lleno.

— ¿Voy a buscar otro? —pregunté y Heeseung negó.

— Que vaya Sunghoon.

Esté puso un puchero y me solté del agarre del moreno.

— Dalee, ¿Yo voy, sí? Sunghoon siempre va... —Puse un puchero forzado y el pelinegro siguió negando.

DIE FOR YOU / HEESEUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora