Desde la muerte de su madre, la vida de Pandora cambia radicalmente. Tendrá que pasar por circunstancias difíciles, pero para su suerte, esto le permitirá conocer a alguien que marcara su vida y la hará menos oscura, tal cual como ella hará con la s...
— ¿Segura que no te duele nada? —pregunto por cuarta vez Heeseung.
Me había exigido ir a descansar a mi habitación como si yo hubiera sido la accidentada.
— Estoy segurisima, ve a descansar por favor. —Le pedí, pero este negó chasqueando su legua—. No necesito descansar, ya te dije que estaba bien.
— Pues yo también lo estoy, y para de fingir, no lo estás. —Lo agarré del brazo jalándolo hacia mí y este soltó un pequeño jadeo cuando chocó su abdomen contra la cama.
— ¡Pandora! —me regaño agarrandose la cadera con una expresión de dolor y arrugue mi rostro.
— ¿Ves? Eres un mentiroso. —Me levante de la cama y lo obligué a recostarse en esta.
— Por esto vas hacer 500 flexiones, lo juro, vas a arrepentirte —refunfuño y puse los ojos en blanco.
— No me importa, me molesta que actúes como si hubieras recibido un simple rasguño. —Acomodé su cabeza en la almohada y comencé a limpiar con una toallita húmeda de las que tenía guardadas en mi cajonera, la sangre seca de su rostro.
— A veces eres demasiado rara. —Murmuró y lo ignoré—. Estas actuando como si me hubiera desangrado Panda. Soy bastante grande para estas basuras.
— No estoy siendo rara, simplemente me preocupo por ti, ¿Acaso tú no lo harías con las personas que te importan? —dije sin pensar muy bien lo último. No era mentira, pero no debí decirlo, no en voz alta.
Heeseung se quedo en silencio y yo deje de limpiar su rostro deslizando mi mirada a la pared de la habitación paro no mirarlo.
La puerta de mi habitación se abrió y Jay se hizo presente con dos botellas de alcohol, salvándonos de ese momento incómodo.
— ¿Cómo esta mi luchador? —le preguntó al moreno en un tono de burla. Le ofreció un de las botellas y el contrarío la tomo con fervor.
— Nunca había estado mejor, pero a Pandora de repente le dió por ser enfermera —bufó y me crucé de brazos fulminándolo con la mirada.
— Déjalo Pandita, ni te preocupes por este loco, es de los que le gusta sufrir. —Jay sonrió retorcidamente y acaricio mi cabello—. Ve a darte un baño, yo me encargaré del ogro gruñón ¿Si?
Heeseung al escuchar esto último frunció su rostro a más no poder y abrió la botella tomando un gran trago para después, insultar a Jay.
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Narra Heeseung
Me fui a mi cuarto con más botellas a pasar el rato. Tome el diario de mi madre el cual había dejado a la mitad, y seguí leyendo mientras tomaba.
Me preguntaba cual era la promesa que mencionaba. No había encontrado nada de eso en el diario. ¿Pandora sabrá algo? No lo creo.
