21 Angel

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— Pandora. —Me llamó y levanté la mirada lentamente—. Perdóname.

Heeseung me quedó mirando a la espera de alguna reacción por mi parte, pero no hubo ninguna, era como si no lo hubiera escuchado. O tal vez, no estaba preparada para escuchar algo así salir de su boca.

— Realmente lo lamentó —volvió a hablar, dejándome aún más atónita; pero no lo demostré. No podía parar de mirarlo en silencio.

— Tenía que hacerlo... —trato de explicar y alce uno de mis dedos, para que guardara silencio. El entendió con rapidez, pero al verme fijar mi mirada en la suya, pareció ponerse nervioso.

— Heeseung... —lo nombré y esté alzo levemente sus cejas, sin parar de mirarme—. Si vas a prometer algo que no puedes cumplir... simplemente, no lo hagas.

— Perdón. —repitió y mire a otro lado, sintiendo una molestia que comenzaba a hacerse presente en mi garganta.

— Pandora, de verdad perdóname... — ¿Es... lo único que sabes decir? ¿Perdón? —Lo interrumpí, manteniendo mi voz tranquila, que ocultaba una gran molestia.

Yo solía decir siempre eso.
No pensé que podía llegar a ser tan irritante pedir disculpas.

Heeseung lamió sus labios y se acercó más a mí.

— Entiendo que estés enojada... pero no puedes actuar así... — ¿No puedo? —Sonreí incrédula. No podía creer lo que decía.

— ¿Acaso... no tengo el derecho? ¿Acaso tú no lo harías? —Baje la mirada—. Qué poco empatíco eres... ¿D-De verdad esperabas que te recibiera con un abrazo? ¿Después de besarme y haberme tirado de un maldito tren al agua? Sabiendo que ni siquiera se nadar...

Heeseung me siguió mirando en silencio. Le di un empujón y esté se dejo, desviando su mirada a otro lado, por lo qué lo volví a hacer, pero con menos fuerza.

— Me hieres. Siempre lo haces.

Su mandíbula se marco por unos segundos y se dió vuelta a mirarme nuevamente, viendo como comenzaban a salirme silenciosas lágrimas.

— Pensé... Yo pensé que te había perdido... —confesé en un sollozo.

Y eso era la razón de todo mi enojo.
Creer que había perdido otra vez la persona que más amaba.

Me sentía tan frágil y no podía odiarlo más.
No quería que me viera siempre llorando, pero era la única forma que tenía de desahogarme.

El moreno deslizó sus manos por mis mejillas secándome las lágrimas y lo dejé. Lo extrañaba mucho y se sentía reconfortante tenerlo nuevamente conmigo, cercano a mí y sintiendo su tacto.

Era reconfortante saber que no lo había perdido como lo había hecho con mi madre.

— ¿No te lo había dicho antes? —murmuró cerca de mi mejilla—. Odio que llores.

Volvió a limpiar mis lágrimas y elevó mi mentón con suavidad para que lo mirara nuevamente a los ojos.

— No quería pasar a llevar tus sentimientos Pandora, puedes pegarme e insultarme todo el tiempo que quieras, pero, aun sigo pensando que fue mejor así. No quería que corrieras peligro —habló y observó mis labios—. Si te hubiera pasado algo, no me lo hubiera perdonado jamás.

DIE FOR YOU / HEESEUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora