19. Alive

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Narra Pandora

El fría agua impacto con nuestros cuerpos.

Hundirme se sintió como algo parecido a estar muriendo y la oscuridad del mar fuera mi ascensión al cielo.

Quería quedarme ahí y frenar el tiempo para procesar lo que acababa de suceder, pero las cosas no funcionaban así.

Jay en ningún momento soltó de mí y me ayudo a nadar hasta la superficie, abrazandome con fuerza hacía a él, mientras yo tosía toda el agua que había tragado en la caída.

Llegamos a la costa del lago nadando a duras penas. Dejé caer mi cuerpo rendido sobre la fría arena y lo único que se oía eran nuestras agitada respiraciones, junto a la brisa de viento que recorría el lugar, helando mi cuerpo.

Entonces, al procesar por completo lo que acababa de suceder, me solté a llorar.

No lloraba tan fuerte desde lo sucedido con mi madre, pero esto se sentía parecido. Dolía mucho y no me importo ni un poco que Jay me escuchara, después de todo estábamos prácticamente en medio de la nada, por lo qué llore hasta quedarme sin fuerzas y llegar a un punto en el que solo miraba a un punto fijo de la arena, mientras mis lágrimas manchaban mi rostro sin piedad.

Era complicado describir lo que sentía, ya que no era solo una cosa. Eran muchas. El Dolor, tristeza, traición...

¿Por qué?
¿Por qué me había abandonado?
¿Realmente era necesario haber hecho eso?

Cerré los ojos lentamente y sentí los pasos de Jay, acercarse hasta dónde me encontraba.

— Vamos Pandita... No podemos quedarnos aquí... es peligroso. —Acarició mi cabello, pero no me moví. No quería y aunque quisiera, no tenía las energías suficientes.

Hubo un silencio por unos minutos y pensé que Jay no insistiría. Pero, me sorprendí al sentir cómo esté me tomaba en brazo, sin decir nada.

Mentalmente le agradecí.
Yo no hubiera sido capaz de levantar alguien en brazo después de haber nadado tanto. Jay tenía una fuerza de voluntad enorme, ahora entendía por qué Heeseung lo consideraba uno de sus amigos más cercano.

Me alejo de la orilla y camino a un bosque cercano, en dónde se sentó conmigo detrás de una gran roca, soltando un suspiro y me abrazó hacía a él, para hacerme entrar en calor y no agarrar un resfriado.

— ¿No te duele nada? —preguntó con su suave voz, que ocultaba cansancio y negué levemente.

Me acurruqué en medio de sus piernas y lo abracé con fuerza, pensando en el beso que me había dado Heeseung antes de hacernos caer por el lago.


Me acurruqué en medio de sus piernas y lo abracé con fuerza, pensando en el beso que me había dado Heeseung antes de hacernos caer por el lago

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Apenas amaneció, empezamos a caminar.
Por suerte no fue mucho, encontramos una especié de criadero de caballos cercano a la carretera y Jay pidió prestado el teléfono del lugar para hacer una llamada.

DIE FOR YOU / HEESEUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora