- L-Lo siento, ahora no puedo, tengo que recoger y... Aprovechar mi descanso, nos vemos.

- ¿Por favor? Es rápido, podemos ir a un lugar más tranquilo donde no haya gente.

- ¡No!

Había alzado la voz sin pensarlo, temblaba ligeramente ante la idea de estar en un lugar solos donde lo más lógico es que le hiciera algo malo, retrocedió nuevamente y se dió media vuelta mientras se abrazaba a sí mismo.

- N-No quiero, lo siento.

Por alguna razón se disculpó por haber actuado así, quería irse a la habitación y encerrarse en ella, recostarse en su cama y hacerse bolita abrazando a su peluche como un método para tranquilizarse.

Ambos se quedaron callados, los niños solamente observaban la situación aunque no entendían mucho de lo que estaba sucediendo así que al final se pusieron a jugar entre ellos como para no aburrirse en lo que los adultos hablaban.

Se escuchaban unos pasos acercándose y el leve tintineo de unos cascabeles, Sun levantó la mirada y volteó a ver en aquella dirección viendo como es que Moon se estaba acercando en su dirección a paso lento.

- Te estás tardando, ¿pasa algo?

Habló la Luna, su mano se posó en el hombro del menor notando que estaba algo tenso y bajó un poco su mano dando suaves palmaditas en la espalda de su novio, le regala una pequeña sonrisa, una señal de que podía contarle lo que le estaba molestando o preocupando.

- M-Moony.

Sin pensarlo dos veces el solecito se aferró al contrario causando que el de cabellos bicolor se sorprendiera, con cuidado lo abrazó, como sí fuera de cristal y fuera a romperlo si usaba mucha fuerza.

- Sunny, ¿qué pas-

Se calla enseguida en el momento que nota que estaba llorando, ocultando su rostro en su pecho para que nadie pudiera ver esa parte de él, aunque a la luna ya no le sorprendía tanto, su pequeño solecito era muy sensible y siempre buscaba el apoyo del mayor, sonaría extraño pero Damián amaba que su pareja cuando se sentía mal lo buscara, como si fuera un lugar seguro.

- ¡Ehem! ¿Lyan? Aún estoy aquí.

- Si ya recogió a sus niños ya puede largarse. - Damián le contestó a aquel chico sin una pizca de amabilidad, estaba seguro de que él era la causa por la que el chico en sus brazos lloraba. - ¿O qué es lo que se le ofrece?

- Ugh, bien, solamente quería disculparme.

- ¿Quién demonios eres?

- Soy un viejo compañero de la escuela a la que iba Lyan.

- Dile que se vaya... - La suave voz del rubio sonó en voz baja, solamente el mayor fue capaz de escucharlo y entenderle entre sollozos, okay, eso empezaba a destrozarle el alma.

Susurra suaves palabras para tratar de calmarlo, para su mala suerte estaba notando que aquello no funcionaba, quizás lo mejor sería ir a pedir el día libre a su jefe aunque les bajara un poco el sueldo por eso, era lo mejor para poder cuidar y estar al pendiente del estado de ánimo de su novio.

Con el ceño fruncido miró al joven que no dejaba de verlos, le desagradaba que estuviera viendo mucho al menor.

La mano de el padre de ambos niños se extendió casi tocando la espalda de Sun pero la mano de la Luna fue más rápida evitando el contacto, apretaba con tanta fuerza y furia que podía notar como es que aquella zona empezaba a ponerse roja.

- No te atrevas a poner tu maldita y asquerosa mano en él, no sé que eras para Lyan, pero si eres uno de esos chicos que le molestaban... Entonces será mejor que te largues antes de que te de un puñetazo en la cara.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Where stories live. Discover now