— Uh... No fui demasiado valiente y fuerte para que no sufrieras demasiado. — Le decía a su reflejo.

Parecía un loco hablando solo, así que cierra sus ojos y se remoja la cara una vez más, toma un trozo de papel para poder secar su rostro y después tira este pedazo, se mira una vez más en el espejo ahora viéndose a si mismo, empezaría a enloquecer si seguía pensando en cosas pasadas.

Cuando estaba por salir del baño la luz se apagó por completo, creyó que era un falló en la luz del baño a lo que tendría que reportar después cuando fuera de día, abrió la puerta y empezó a ponerse nervioso al darse cuenta que no solamente era la luz de aquella habitación.

— Otro apagón... Ay no.

Sintió escalofríos y empezó a caminar siendo cuidadoso, apenas podía ver con las pequeñas estrellas que iluminaban todo el lugar, por suerte la zona de descanso no estaba tan lejos pero empezaba a sentirse inseguro con tanta oscuridad aún sabiendo que los únicos que estaban ahí eran su pareja y él, y algunos guardias que estaban rondando por toda la pizzería y a veces entraban a la guardería, traga saliva en seco mientras seguía caminando con cuidado de no chocar o tropezar con algo.

— Boo.

Tuvo que resistir las ganas de gritar como una chica en plena película de terror y se volteó a punto de darle un puñetazo a la persona tras de él.

— ¡oye! — Esta vez Moon fue capaz de esquivar el golpe que el menor estaba a punto de darle. — Cuidado, que para la próxima si me rompes la nariz.

— ¡Deja de asustarme! ¿¡por qué te quitas los cascabeles de las manos para ir a dormir!?... ¡Tonto!

— Solo venía a buscarte, ten. — El mayor le entregó una linterna al menor, claro, había muchas de esas en la zona de descanso ya que los niños usualmente le tenían miedo a la oscuridad, entonces tenían lámparas y linternas cerca por si acaso. — Sé lo asustadizo que eres.

El mayor acaricia la mejilla de su pareja con cierta suavidad y cariño, Sun le miraba algo avergonzado porque estaba más que claro que la oscuridad no le agradaba mucho.

— Gracias, de todos modos ya iba a la zona de descanso, ya me está dando sueño.

— ¿quieres que te lleve?

El solecito le miró algo confundido, el mayor abrió sus brazos en señal de que podía cargarlo y llevarlo hasta la habitación en la que iban a dormir esa noche, sus ojitos brillaron seguramente de la emoción y se lanzó a los brazos del contrario.

— ¡Me vas a tirar! — Moon logró mantener el equilibrio, el menor ahora estaba aferrado como Koala al contrario, Moon puso sus manos debajo de sus piernas para mantenerlo en sus brazos y empezó a caminar, para el no era necesario la linterna ya que se había acostumbrado a trabajar a plena oscuridad. — Bien lindura, vamos a dormir.

— ¿cómo? — Sentía su rostro ardiendo por aquel apodo, jamás habían usado apodos y Sun creía que si lo hacía sería algo empalagoso o podría llegar a molestar a su pareja.

— Nada.

— ¡M-Me dijiste lin-

— No sé de que hablas, que tal si mejor te quedas callado y si lo haces te dejo dormir encima mío.

— ¡Trato! Pero te escuché decirlo. — Susurra aunque estaba claro que el mayor le había escuchado.

— Entonces no hay trato, lindura.

— ¡ah! ¡No lo digas que me sonrojo!

La Luna entró a la zona de descanso con su pareja en brazos y enseguida lo tiró a la cama más cercana, sin dejarlo acomodarse se puso encima de él y le dió un par de besos por todo su rostro, Sun reía por lo repentino que había sido y aparte le avergonzaba un poco, y claro, le gustaba que lo hiciera.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Where stories live. Discover now