Capítulo 64 Fiesta (3)

Começar do início
                                    


— ¡Ella es mi novia! ¡No bailará con usted, príncipe Caster!


Después de escuchar las palabras del duque, el rostro del joven, que continuaba negándose a prestar atención al compañero de Lottie, finalmente perdió la paciencia.


— ¡¿Cómo es que alguien como tú se atreve a llamarse a sí mismo como "novio" de mi prometida?!


Caster se puso de pie mientras gritaba ferozmente y Raven, quien siguió sus pasos y también se levantó de su sillón, le hizo frente sin acobardarse.


— ¡¿Insinúa que estoy mintiendo?!


Lottie los observó preocupada durante unos segundos antes de intervenir.


— Joven príncipe...


Ambos muchachos miraron en su dirección cuando la niña se paró mientras hacia una reverencia hacia Caster.

El chico de cabello rubio la observaba maravillado con el hecho de que al fin le pusiera atención y espero a que sus palabras terminaran, seguro de que la niña lo elegiría a él.


— El joven Raven y yo estamos en una relación en este momento, por lo que sería muy grosero de mi parte dejarlo para ir con usted.


Las palabras serias de Charlotte se clavaron en su corazón como cuchillas frías.


— Lottie... No necesitas mentir solo para darle el gusto a este mocoso...


Caster se abalanzó sobre ella, tomando nuevamente sus manos.


— ¡No estoy mintiendo!


Cuando la voz de Lottie resonó en la habitación, Derak apareció alarmado desde la puerta. El hombre, que rápidamente leyó la atmosfera, retrocedió un par de pasos y le informo a los guardias reales, que escoltaban al príncipe, acerca del comportamiento deshonroso del joven.

Argen, escuchó de casualidad lo que el mayordomo decía y sin esperar más ingresó al cuarto donde se encontraba Caster molestando a los pequeños.

El joven comandante de la guardia imperial era el único sobrino del emperador y probablemente, la única persona que podría interferir sin causar un escándalo político.

Abrió la puerta de un tirón haciendo un gran alboroto que llamo la atención de los tres jóvenes de inmediato. Avanzó dando grandes zancadas hasta llegar frente a la figura delgada del príncipe heredero.


— Caster.


Las órdenes frías lo hicieron retroceder, asustado.


— Ven conmigo, ahora.


A pesar de que el hombre no levantó la voz en ningún momento, ambos niños se percataron del poder que ejercía sobre el único príncipe del imperio.

El joven Caster no pudo hacer otra cosa que seguir a Argen a donde sea que lo llevara sin rechistar, dejando a los niños nuevamente solos en la habitación.


— Así que... ¿Soy tu novia?


La niña se acercó a él con ojos brillantes.



*********************



Lottie rio dulcemente cuando vio los ojos granates del niño volverse tímidos a la vez que un suave rubor cubría sus mejillas.


— Y-yo solo lo dije por qué él seguía molestando... Así que...


Escuchó al niño tartamudeando mientras desviaba la mirada.


— ¿Estabas mintiendo?


Raven volvió a mirarla alarmado cuando oyó su tono desilusionado.


— Ah... Y-yo n-no...

— Entiendo, ¿vamos a bailar un rato más?


Ella lo vio dudar antes de tomar su mano, entonces cuando ambas partes estaban tocándose mutuamente, ella giró sobre sus pies para regresar a la pista de baile, pero el niño no se movió.


— Lo siento... Si quiero ser tu novio.


Las palabras tan seguras hicieron a su corazón temblar de emoción.

Lottie se dio la vuelta y se lanzó sobre los brazos del chico frente a ella, sin dudar un segundo, enredando sus brazos alrededor de su cuello y estampando un sonoro beso en una de sus mejillas.

Cuando se separó pudo ver la imagen del niño con los ojos bien abiertos y el rostro cubierto de rubor.


— Entonces... ¿Vamos a bailar?


Él asintió tímidamente y ambos retornaron al gran salón. Se abrieron paso entre el gentío y se instalaron en un rincón de la pista listos para comenzar a moverse, cuando la voz del empleado que anunciaba a las personas que llegaban los interrumpió.


— La señorita Venessa Lynch, hija del Conde Lynch.


Ambos niños se congelaron en sus puestos.

Lottie sintió como si todo su cuerpo comenzara a temblar como gelatina e instintivamente miró a su compañero que se había puesto tan pálido que parecía a punto de desmayarse.

La única salida es amar al villanoOnde histórias criam vida. Descubra agora