Ser dos

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Capítulo Veintiocho

Suspiré.

Debo entrar y hablar con ella, nada malo va ha suceder.

Con cautela ingresé al hogar, se encontraba revisando su teléfono, estaba vestida formalmente, al mirarme corrió y me envolvió en sus brazos.

—Perdóname —dijo en un hilo de voz—. Hija, perdón.

No, no soporto escucharla así por que también me invaden las ganas de llorar.

—Mamá, cálmate.

—Soy una pésima madre, no me di cuenta de la situación.

—No, yo opté por callar y complacer a papá, te veías contenta cuando dije que quería estudiar medicina que pensé que hacía lo correcto. Tú no eres culpable de nada, te esfuerzas en el trabajo para garantizar mi futuro al igual que padre.

—Mi deber era permanecer contigo en todo momento, soy feliz si tu lo eres, no debes complacer a nadie, ni a mí.

La obligué a sentarse para calmarla, sus ojos celestes estaban irritados y de un tono rojizo.

Detesto verla así, en un estado tan frágil.

Me lastima y me hace sentir culpable.

—¿Qué pasó con papá?

—Discutimos y... —guardó silencio buscando la mejor manera de contar lo que sucedió—. Afirmó lo que hizo y no inventó excusas, desconozco a mi propio esposo.

—¿Van a divorciarse?

Eso no es lo que buscaba, ellos no...

—Es algo que tu padre y yo debemos discutir, no voy a permitir que tenga esa actitud con su propia hija.

—Así como nadie es perfecto ningún padre lo es —murmuré tomando su mano—. Me lastimó, no se puede cambiar el pasado, pero sí el futuro. Ya no permitiré que controle mis desiciones.

—Tu padre quiere hablar con nosotras lo antes posible, cuando te sientas mejor vuelve a casa y escucharemos lo que tiene por decir.

—¿Acaso se fue?

—Dijo que buscaría un hotel. Basta de hablar sobre tu padre, cuéntame, ¿cómo te están tratando?

—De maravilla, son amables y atentos en todo sentido.

—Me alegra escucharlo, el trabajo me llama —palmeó mi espalda con suavidad—. Llámame cuando estés lista para volver. Te amo, hija.

Afirmé emitiendo un sonido, debo alistarme lo antes posible o Brais sería capaz de darme un sermón referente a la puntualidad y responsabilidad.

Me da curiosidad saber dónde está.

Ariana casi no tiene tiempo pues los exámenes para la universidad que desea postular ya empezaron, no todos los alumnos ingresan y para lograrlo sus obras deben causar mucho impacto.


Brais

Deberían limpiar la bodega de registros, el exceso de polvo me genera una irritante alergia hasta que me acostumbre. El foco parecía que en cualquier momento se quemaría, no deja de parpadear.

Tomé cada folder buscando alguna pista que me sea útil, pero no hay nada, la paciencia se me está agotando al igual que el tiempo.

¿Cómo se supone que encontraré el lugar donde mamá escondió la evidencia junto al dinero?

Mi vista se detuvo en un estante donde sobresalía un folder gris, con cuidado lo tomé.

Miré rápidamente las primeras hojas

Atril de SonreirWhere stories live. Discover now