Última celebración

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Dieciocho

—Gira a la derecha —Tam se dirigió a la pelirroja que iba manejando.

—¿Cómo vas con Tommy?

—Es buena persona aunque estoy empezando a reconsiderar si fue bueno estar con él.

—¿Qué pasó? —pregunté.

—No lo sé, digamos que alguien más ronda cerca de mi.

—Tam, ¿estás segura que era a la izquierda?

—Claro —respondió con total seguridad.

Desde el asiento trasero miré que ya no habían casas, estábamos rodeadas de árboles y pastizal.

Si, nos perdimos.

—Te dije derecha.

—No, dijiste izquierda —repitió Ariana que empezó a ponerse nerviosa.

—Entonces nos perdimos.

—Dios ayúdanos a llegar a salvo.

—Eso no servirá Ariana.

—¿Acaso no sabes las cosas que pueden pasar en una carretera?

—Las películas son ficción —Tam revisó su teléfono—. Carajo, no tengo señal.

Eso no ayudó a calmarla, Ariana es asustadiza y entiendo su preocupación, uno nunca sabe si puede toparse con un asesino serial.

Y de hacerlo con seguridad seré la primera en morir.

Creo que debemos dejar los documentales de ese tipo aunque es intrigrante saber qué los llevó a cometer tales actos.

—Nos quedaremos aquí hasta que amanezca.

—Ari, debemos volver.

—Cómo quieres que de vuelta si el camino es angosto.

—Sigamos hasta adelante, posiblemente encontremos un atajo —dije finalmente.

—Mierda, mierda.

—Fosforito hazle caso a Ale, seguiremos adelante y giramos.

Ella obedeció y después de algunos minutos el camino se amplió permitiéndonos dar la vuelta, Tam consiguió señal y logró indicarnos el camino correcto.

Aquel susto pasó a ser lo de menos, de igual forma me habría negado a volver a casa pues en verdad deseo estar presente en esa fiesta.

Para ser un lugar alejado tiene casas bastante grandes, la pelirroja llevaba un vestido rojo, Tam uno azul marino y yo uno en color negro, antes de probarme el vestido realicé tres plegarias suplicando que me entre y vaya que me hizo a la perfección.

Los vestidos llegan un poco más arriba de la rodilla pero es cómodo para bailar, Tam y Ari iban delante mío haciéndose pasó entre la multitud y apenas las escuchaba pues la música era sumamente fuerte, sin embargo esta era diferente a la que escuché en el cumpleaños de Chris.

—Estúpida Misha, dijo que si bailamos en tubo estaremos incentivando a los estudiantes para continuar estudiando.

—Es eso o quiere impresionar a alguien —habló Ariana entregando unos vasos con cerveza.

—Lo sé, no soy tan idiota fosforito, el acto empieza en un rato, mientras vamos a bailar.

—Lo siento pero paso —desistí, ambas se miraron tratando de entenderme.

—Ale, no te lo digo en mal plan pero estás siendo aguafiestas, son nuestros últimos meses antes de ir a la universidad y tú quieres pasarlo sentada en una esquina.

Atril de SonreirWhere stories live. Discover now