Devastación

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Capítulo Veintidós

Brais

Me sentí vacío.

Estar neutro es un sentimiento indescriptible de no saber como te sientes.

Te duele, internamente.

Tu mente viaja en infinidad de pensamiento turbulentos que no hacen más que invitarte a caer en un pozo oscuro.

Papá se fue a trabajar temprano así que no había por qué preocuparse de su presencia.

Beck entró y al estar recostado dándole la espalda caminó hasta el lateral de la cama para mirarme, traía una taza de té y su pijama, recién despertó.

Aprecio que me haya dado toda la noche, ignoré sus mensajes y llamadas por mi bienestar, pero esto está siendo más fuerte que temo perder el control.

—¿Qué pasa?, te pareces a Peter Parker después de que vio morir al tío Ben.

No respondí y me tapé con las sábanas para ocultar mi rostro.

Si tan sólo supieses.

Dejó la taza en la mesa de noche y con su mano tocó mi hombro.

Un nudo punzante se alojó en mi garganta, si hablo me romperé.

—¿Kody qué pasa?, ¿te rompieron el corazón de nuevo?.

Silencio.

Me enrrollé aún más en las sábanas.

—Al menos háblame, comienzas a preocuparme —escuché unos pasos ligeros en el pasillo, debe ser Ariana—. ¿Te parece si llevamos a Darko a la peluquería?

—No... —dije en su susurro.

—Te traje te —escuché que alzó la taza de la mesita y movió la cucharilla para disolver el azúcar—. Está a tu gusto, Kody. Por favor mírame, no quiero verte sumido otra vez. Hermano, estoy contigo.

Su teléfono sonó y caminó hasta la ventana con dirección a la calle para contestar, no sé como se lo vaya a tomar pero debo decirle.

Si guardo silencio será peor.

¿Por qué debo ser el encargado de dar malas noticias?

El sonido de una taza rompiéndose contra el suelo me obligó a mirarlo de golpe, estaba estático y no reaccionó hasta que el agua caliente rozó sus pies descalzos.

No...

Sus hombros empezaron a subir y bajar aumentando el ritmo cada vez más rápido, su mano la posó sobre el pecho tratando de controlarse.

Por favor no.

Está teniendo un ataque similar al que tuve.

Ya lo sabe.

Corrí a la cocina por una rodaja de limón para que la mordiera y pueda mantener sus sentidos distraídos, se sentó en el suelo y le pasé una pelota que apretó con toda su fuerza.

Apoyé su frente contra la mi.

—Todo está bien, Beck, estoy contigo, respira conmigo —siguió mi respiración—. Vamos Beck, no estás solo, todo estará bien.

Su respiración comenzó a regularse, para mí alivio está mejor.

Sus ojos se encontraron con los míos y vi el dolor en ellos, tomé el teléfono que estaba en el suelo, Chris le había mandado una grabación bastante larga, Beck ya lo sabía.

—La información que sacaron es de esos infelices que mataron a mamá.

—Si —lo ayudé a sentarse en la cama—. Ariana tenía una deuda y me involucré para ayudarla a pagar, Hugo y Flay nos dan la droga en una zona específica todos los domingos.

Atril de SonreirWhere stories live. Discover now