Reconciliación

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Capítulo Doce

—¿Entonces qué tenías que decirnos? —preguntó Tam

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—¿Entonces qué tenías que decirnos? —preguntó Tam.

—Lo he pensado mucho y entiendo sus motivos pero debieron confiar en mi y no esperar a que una tragedia pase.

—Ale, te queremos y tu no tienes que pagar por nuestros errores —acomodó su cabello rojizo—. Christopher terminó involucrado por un descuido y tanto él como su familia podrían correr peligro si las cosas salen mal.

—Nuestro plan es reunir suficiente información sobre el líder y sus secuaces, posteriormente decirle al padre de Brais una vez que sea jefe general.

—Me parece bien Chris, en lo que pueda ayudar lo haré y más si es económicamente.

—¿Nos perdonas? —dijeron.

—Si pero no vuelvan a ocultar algo así.

Se levantaron y me abrazaron, los extrañé bastante por más que sea poco tiempo, fueron muchos eventos y es mejor estar juntos que separados.

—Por cierto, ahora soy el capitán del equipo de baloncesto.

—¿Qué?, no puede ser.

—Hicieron una votación y gané, ahora papá no me martiriza.

—Felicidades apestoso —aferré mi agarre.

—Gracias, vamos al cine, yo invito.

—Maravillosa idea, justo salió una película de terror que me muero por ver.

—Tam sabes que odio esas películas —Ari colocó sus manos a los costados de la cadera.

—Que sea comedia —sugerí—. Después de clases estaría perfecto.

—Traje mi auto así que vamos.

Saqué mis libros del casillero, la semana de entrega de calificaciones comenzó, con las exhaustivas clases de papá rendí de maravilla.

Martes y miércoles no pasaríamos clases, es algo bueno como malo porque no quiero estar en casa al momento que recojan mis calificaciones.

La película no estuvo mal aunque a mitad de esta me dormí, desperté cuando las luces se prendieron, esperamos afuera del lugar hasta que el taxi de Ariana y Tam llegara.

—Si no me doy prisa los sándwiches no estarán a tiempo.

—¿Vas a la cafetería de tu tío?

Ari asintió.

—Algún día deberías ir, abrimos hace medio año pero nuestro éxito es increíble.

—Qué clase de señora no disfruta de hablar sobre chismes mientras toma una taza de café.

—A ti también te gusta el chisme, Chris -añadió la pelimorada—. Ya llegó, nos vemos luego.

Subí a la camioneta, Chris colocó un poco de música, las mismas que Brais me hizo escuchar, cuando empecé a cantarlas se sorprendió pero no dijo nada y se limitó a mover sus manos sobre el volante.

Atril de SonreirWhere stories live. Discover now