— Por varias razones, pero creo que ahora me gusta más desde que empecé a trabajar aquí.

— Oh, ¿es por el tono de color de la guardería?

— ...No.

Eso no respondía las dudas del chico más joven, pero lo tomaría como una respuesta valida, por lo menos ahora sabía cuál era el color favorito de su compañero.

Se quedaron viéndose directamente a los ojos, ambos estaban disfrutando del pequeño momento a pesar de que estaban en completo silencio, Sun se acercó lentamente hasta el rostro del mayor y se detuvo antes de poder juntar sus labios, había cerrado sus ojos en ese instante, Moon aún se sorprendía que Sun hiciera caso a la orden que le hizo unos días de que no tenía el permiso de besarle.

— ¿qué haces? — Preguntó la Luna sonriendo al instante.

— Dame un besito. — Susurró el solecito, estaba ligeramente sonrojado.

— ¿Y si no quiero besarte que vas a hacer?

— ¡Que me des un besito! — Levantó un poco la voz, no se había alejado en ningún momento y mantenía sus ojos cerrados. — ¿por favor?

La Luna no podía negarse a su petición por más que quisiera, las ganas de besarlo le invadían, tomó el mentón del menor y en cuestión de segundo junto sus labios con los ajenos, fue un beso lento y apasionado, el solecito se apegó más a su compañero buscando un poco más de contacto, enseguida tomó la mano del mayor que no estaba agarrando su mentón y apretó suavemente esta quién enseguida entrelazo sus dedos con los del menor apretando también su mano, era una respuesta a que le daría lo que el quería.

Al separarse ambos se miraron por unos segundos, sus respiraciones estaban agitadas y los ojos del solecito estaban ligeramente cristalinos por la sensación de felicidad y placer que le causaba besar al mayor, Sun cerró sus ojos nuevamente acercándose un poco, Moon le dió un pequeño golpe en la frente sin pensarlo dos veces y se levantó de su lugar.

— Tenemos trabajo, ni pienses que nos vamos a quedar aquí.

— ¿D-Desde cuando te importa el trabajo? — Susurró el menor dolido por que pensaba que la Luna quería evitar besarlo de nuevo.

— Sun, todo el día estamos juntos, en cualquier momento te como a besos.

— Está bien, si tú lo dices.

Ambos salieron de la zona de fiestas, Sun por suerte ya había comido algo antes de ponerse a limpiar así que no se iría con el estómago vacío a irse a cuidar a un par de criaturas diabólicas.

Al llegar ambos trabajadores se habían puesto a acomodar la zona de juegos, Sun a veces se metía a los juegos para revisar que todo estaban en orden, o eso era lo que el decía ya que en realidad le divertía un poco moverse por esos lugares, el problema es que si lo hacía seguido lo regañaban por no ser profesional en su puesto de trabajo así que lo hacía muy rara vez, cada segundo lo disfrutaba.

— ¡Nada aquí! — Dijo el menor saliendo del tobogán por el cual se había lanzado.

— Bien, entonces creo que todo está en orden.

La Luna se sentó frente a las computadoras en la zona de seguridad que había dentro de la zona de juegos esperando a que los padres empezaran a llegar, su descanso aún duraba un poco más pero el solecito no podía esperar más tiempo y recibía a cualquier niño aunque no fuera la hora de cuidarlos.

Habían pasado unos quince minutos y ya había siete niños a los que habían dejado en la guardería para jugar, todos felices disfrutaban de la compañia del joven bufón de ropas amarillas, ya hasta algunos niños solían reconocerlo solamente con verlo pasar en la calle cuando iba de compras.

ꞋꞌꞋ  El Sol y la Luna  ꞋꞌꞋ   Where stories live. Discover now