Mi contrato, mis reglas [En proceso]

25. La unión

—Te diré algo que espero no olvides, aunque ese noviazgo sea falso ni te atrevas hacerle daño a Eda o tendrás algunos recuerdos en tu cara

—¿Solo me llamas para amenazarme?

—Ten cuidado, no empieces este juego, no juegues con ella. Hace poco hablé con ella, dijo que no quería establecer una relación con una persona que tiene a otro en su corazón y mente.

—¿Qué quieres decir?

—En pocas palabras ella no aceptará estar contigo, así de fácil

—Yo creo que eres tú el que dice eso no ella

—Eres gracioso, ella de verdad me dijo eso, me tengo que ir, pero recuerda que nada de dañarla otra vez o te costara —me corta la llamada antes de poder decir algo

Sigue pensando que deseo el regreso de Sahara. Si supiera que todo es contrario a lo que piensa, que ella me ha vuelto a domar, que ahora es dueña de mi corazón y que yo quiero ser dueño de toda ella.

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EDA

—¿Qué te pareció el recorrido?

—Me gusto, señorita Eda, ya son las cinco de la tarde y no hemos regresado a casa

—No te preocupes, hoy te vas a divertir por lo que resta del día

—Le quiero enseñar algo —saca su celular de su pequeña mochila —. Es usted y el señor Henry

Abro mis ojos ante la foto que me enseña, mis brazos están por encima de mi cabeza y él está de espaldas, ella tomó la foto mientras nosotros "hablábamos".

—¿Segura que usted no siente nada? —su pregunta me dejan en blanco

—Yo nunca dije eso —digo confiada

—Por esta foto sé que los dos están muy enrollados, no soy una experta en el amor, pero sé que ambos se gustan, ¿por qué no dan el paso?

—Ninguno de los dos sabe que somos, durante este fin de semana nos dijimos que nos declaramos, solo quedo en eso y ya —suspiro recordando este fin de semana

—Los dos temen dar ese paso, se tratan como novios, pero no lo son, en el interior ustedes se aman y desean estar juntos. Si no es él usted del el paso —habla con firmeza

—No tengo la confianza suficiente para dar ese paso, algún día te contaré el motivo, por ahora vamos a casa

—Señorita Eda, no se preocupe por mí, yo iré a mi casa, mañana tengo clases

—Bueno, te llevaré a casa, termina de comer —sigue comiendo su hamburguesa, mi celular empieza a vibrar en mi bolsillo, contesto — ¿Qué paso?

—¿Dónde estás?

—Henry no tienes por qué llamarme solo para eso

—Solo quiero saberlo, ya regresa a casa —utiliza un tono calmado

—Llegaré a casa pronto, bye —corto la llamada—. ¿Lista?

—Sí —pago lo cuenta y entramos en el auto

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Abro la puerta con cuidado, dejo las mis cosas sobre la mesa de la entrada, por un instante veo la foto de mi familia.

Subo hasta su habitación, lo veo con una almohada sobre su cara, una de sus piernas fuera de la cama, al igual que uno de sus brazos, camino de puntillas hasta él, tomo su brazo suavemente, colocándolo en la cama.

—¿Qué haces? —me asusto y retrocedo

—Nada me voy a dormir

—Aún son las ocho —dice aún con la almohada sobre el rostro

—Mm... tú estabas durmiendo —hablo un tanto nerviosa

—No, solo estaba pensando —se quita la almohada para verme— ¿Qué has hecho?

—Uy, creo que me llaman, bye —antes de salir de la habitación me intercepta

—Se nota tu nerviosismo, —retrocedo para que no vuelva a pasar lo de la tarde, mis piernas tocan la cama detrás de mí—. Ahora me toca hablar —da otro paso, yo hago lo mismo y caigo a la cama—. No te asuste mariposita

Él se pone sobre mí antes de poder empujarlo, él toma mis manos para no hacer nada, sonríe, trato de moverme para liberarme, pero él aprieta más fuerte mis piernas con las suyas, me acerca a mi cuello y lo besa con timidez. Antes de hablar se aleja lentamente.

—Qué hermosa te ves, lo único que haces todos los días es provocarme, ¿acaso no te cansas? —dice entre risas

—Yo no provoco a nadie, solo me visto a mi estilo —se sienta al borde de la cama, sin quitarme la mirada

—Muchos escotes, vestidos que te quedan tan jodidamente bien y que me hacen perderme en tantos escenarios en donde te hago mía, claro como olvidar tus conjuntos para ir a trabajar, esos son los que te quedan superbién, le hacen mucha justicia a tu figura —con un tono exhausto pero con una luz en su rostro

—Acaso...

—Aún no he terminado, no me interrumpas mariposita —me muerdo el labio—. El perfume que siempre llevas es un olor único que me atrae a ti, tus labiales rojos, vino; tu maquillaje tan natural, tus lunares que forman un triángulo en tu cuello, tus ojos almendrados, esa sonrisa que me alegra todos los malditos días —alza la cabeza cerrando los ojos— Esa jodida sonrisa, que amo

Me rio —Te pasas observándome mucho

—¿Y qué hombre no lo haría? —se acerca y tomo un mecho de mi cabello—. Tu cabello lacio y castaño o a veces las ondas que te hacen, se te ven tan jodidamente bien, eres una mariposa única y es por eso que solo te quiero para mí

—No me gustan los posesivos

—Me has demostrado lo contrarío —toma el mechón frente a mi rostro, regresándolo a su lugar—. Me molesta lo que tienen Adam y tú

—No creo que...

—Se nota cuando alguien está celoso, se notaba que tú y él tuvieron algo

—Pues si no lo voy a negar tuvimos algo

—Espero que él no te haya tocado desde que estás conmigo

—No lo ha hecho —digo tomando su mano

—Enojado y triste, me haces sentir como si no fuera un buen novio

—Henry nosotros no...

—No somos novios, lo sé, pero quiero que lo seamos

—Yo no quiero eso, a ti te gusta otra persona

—¿Y si te digo que no, cambiaria tu respuesta? —me quedo sorprendida

—Solo con que digas que no, no significa que sea verdad

—Eda, te amo —dice mirándome con unos ojos brillosos

—Yo...

—Pero no quiero hacerte daño, estos meses han sido como pruebas para mí mismo, de ese modo me di cuenta de que si estaba contigo te hago daño

—¿Yo también te hice daño?

—Sí, pero hace años por ahora no. Quiero intentarlo contigo

—¿Estás seguro de que quieres intentarlo? —me siento en la cama, nos miramos

—Claro, pero esta vez, pondré más de mi parte para no dañar esto

—Yo también mejoraré todo lo posible para no dañar esta relación y así poder domar a esa bestia

—Ya me has domado, mariposita —inclina su un poco su cabeza para besarme, sonríe