35: Cara a cara otra vez.

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Marley: "Cara a cara otra vez".






Sus brazos estaban cruzados en su pecho y su cuerpo estaba recostado en una pared. Solo estaba escuchando las tontas palabras que Floch estaba diciendo. Jean estaba junto a él bastante serio de lo normal, estaban tratando de convencer a la fuerza Jeagerista de que estaban de su lado. La idea era tomarlos por sorpresa cuando menos lo esperaran. Miraba de forma seria lo que ocurría, según entendía bastantes de esas personas estaban dispuestas a seguirlo. Se preguntaba si su escuadrón había logrado salvarse de ellos o estaban de su lado. Bostezo algo aburrida, pero tenía que admitir que si no fuera un idiota, Floch no sería mal comandante de alguna fuerza. Estaba siendo capas de convencer a muchos soldados. Lo odiaba, pero no negaría una de sus virtudes.

— ¡Nuestro imperio Eldiano ha sido perseguido por el resto del mundo durante un siglo! ¡Pero finalmente se acabó! ¡Somos libres ahora! ¡Hemos vencido al mundo gracias a Eren, nuestro emancipador, y gracias a nosotros! ¡Ganamos el mundo!— Floch alzó su mano y seguido de ello lo hicieron todos los soldados.

— ¡Si!

Selene volteó a mirar a Mikasa quien estaba más seria de lo normal, pero al parecer había ido a recuperar su bufanda. Se acomodó mejor en la pared y habló en cuanto le dio la oportunidad.

— Al final si fuiste a recuperar tu bufanda.— dijo. Mikasa la volteó a ver algo confundida.— Se que lo que Eren esta haciendo esta mal, pero no tienes que deshacerte de ella por eso. Es el único recuerdo que nos queda del Eren que conocimos de niñas. Piénsalo de esa forma, ese regalo fue del Eren que era feliz y inocente, no del actual que esta en un hueco sin salida. No te deshagas de esa bufanda.

— Creo que tienes razón.

Luego de escuchar a Mikasa, Selene conectó miradas con Jean. Ambos se miraron serios. Hange les había dado una indicación y lo único que quedaba en ese momento era separarse. Mikasa agarró su mano de forma delicada juntandolas, mientras que en la otra sostenía fuerte su bufanda. No aparto la mirada de Jean, al menos no hasta que Floch terminara su discurso.

— ¡Entreguen sus corazones!

Luego de esas palabras, Selene le asintió con la cabeza a Jean. El le devolvió el gesto, ambos volverían a verse cuando todos se reunieran. Tenían que ir a los establos así que la chica de pelo negro la guió hasta ese lugar. Mientras caminaba acariciaba el anillo que estaba en su dedo anular, esperaba que el loco de Floch no le hiciera nada. En cuanto Mikasa abrió la puerta del establo se sorprendió al ver quien acompañaba a Connie y Armin. Si había algo que no estaba segura hace muchos años era ver a Annie devuelta.

La rubia sintió su corazón acelerarse al ver a Selene delante suyo. Noto lo mucho que había cambiado físicamente, estaba demasiado alta, sus facciones estaban más maduras, pero su pelo seguía igual que antes. Sin embargo, cuando la miro a los ojos, noto que en ellos ya no estaba el brillo que tanto le gustaba. Estaban apagado y gritaban dolor si los analizaban. Quería decirle algo, pero no sabía ni por dónde empezar. Selene siempre era la que le hablaba y ella solo se tenía que limitar a escucharla o decir algunas palabras de vez en cuando. Pero sabía que eso no sucedería, era muy probable que ella ya no sea igual que hace cuatro años.

— Selene.— fue lo único que salió de su boca.

— Hola, Annie.— saludo un poco seca, pero tampoco sabia como tenía que reaccionar.

The end of the world | Jean KirschteinTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon