33: Palabras que marcaron el fin.

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Marley: "Palabras que marcaron el fin".







Todo temblaba en aquella celda. La mano de Selene se aferraba de forma fuerte a la mano de Jean. El grito del titán de Eren se escuchó por cada uno de los huecos. Y de un segundo para otro ya nada escuchaban. El ruido cesó y todo quedó en absoluto silencia. El corazón de Selene latía a toda velocidad, estaba demasiado asustada. Tragó saliva, sacó su mano de la de Jean y se empezó a rascar el brazo. No sabía nada y eso le asustaba. Sus hermanos habían perdido la cordura, no sabía si los Jones estaban sanos y salvos, y para colmo no sabía si su escuadrón se había pasado a la facción Jeager o estaban escondidos en alguna parte. Todo era incierto. Eso era lo que más le angustiaba, estar entre cuatro paredes sin saber que hacer. Jean la detuvo para que dejara de rascarse y entrelazo una vez más sus manos.

— Oye, ¿qué está pasando afuera?— preguntó Jean. Selene miró a Onyayankopon y espero a que les contestara. En cuanto se lo dijeran y los liberaran, quizás las cosas se pondrían más fáciles.

— El ejército de Marley ataca desde el cielo, son unos 500 soldados y los titanes. Eren les está haciendo frente solo.— se acercó a la puerta y empezó a intentar meter la llave en la cerradura.— Se resiste con todo lo que tiene, pero será derrotado.— la cerradura calló al piso de forma brusca junto a las llaves.— ¡El fundador será robado por Marley! ¡Tenemos que ayudar a Eren! ¡Hay que apoyarlo!

Mientras que Selene estaba sorprendida por la repentina llegada de Marley, Connie lo agarró del cuello de la camisa y lo estrelló contra la pared. Selene se llevó la mano hasta la nuca y se lo puso a pensar, ellos no podían ganarle a Marley en batalla. Sus herramientas y equipos eran mejores, era como ir a una muerte asegurada, un suicidio. Si Eren estaba peleando solo contra ellos, debería tener un plan. De otra forma estaría yendo a suicidarse. Suspiró y salió de la celda observando a Connie, el era el que más había cambiado. Y todo desde esa noche.

— ¡Déjate de estupideces! ¡¿Cómo que "nosotros"?! ¡Es su pelea! ¡¿Crees que te haríamos caso, traidor?!

— Lo lamento, pero si me oponía a Yelena, me habría volado la cabeza.

— ¡Mientras ponías esa cara amable frente a nosotros, traías ese vino maldito a la isla! ¡Estoy harto que me traicionen! Primero Reiner, Bertholdt, Annie, Eren. ¡¿Por qué ahora debemos ayudarlo y que ahora no podamos tener hijos?!

— ¡Ya basta, Connie!— le dijo bastante ansiosa Selene, estaban perdiendo su tiempo observando como su mejor amigo le gritaba a aquel hombre. Entendía como se sentía, pero no era momento de esto. Connie la miro y le frunció el ceño.— ¡No es el momento! Gritale en otro momento o has otra cosa con el, pero ahora tenemos que salir a proteger a nuestro pueblo.

— ¡Cállate Selene! ¡Estoy seguro que tu serás la primera en ayudar a tu hermano! ¡¿Qué nos garantiza que tu no nos traicionaría?!

Esas palabras fueron clavadas en el corazón de Selene, como si de estacas de hielo se trataran. Se acercó hasta Connie y le pegó una cachetada. Le dolía que su mejor amigo pensara de esa forma, sabía que no estaba pasando  por un buen momento. Pero no era justo lo que estaba diciendo, no era justo para nadie.

— Si los querría traicionar hace mucho tiempo lo habría hecho, incluso mi plan habría funcionado y ahora nadie de esta maldita isla podría tener hijos. Déjate de meter cosas idiotas en la cabeza Connie, no es necesario lastimar a otros con tus palabras para sentirse mejor. No sólo salimos a "ayudar" a Eren, hay personas inocentes fuera de estas malditas celdas. Y yo no permitiré que mueran. Si quieres quedarte aquí a reclamarle a cada persona, hazlo. Pero sólo te quedarás haciendo algo inútil mientras que miles mueren a fuera.

The end of the world | Jean KirschteinWhere stories live. Discover now