14: Amor de hermanos.

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Titanes en Rose: "Amor de hermanos."




La luz del sol pasaba por las suaves cortinas blancas, de lejos se podía escuchar a las personas hablar. Dentro de la habitación se sentía un suave aroma a rosas, era bastante pequeña compartida por Selene y Mikasa. El colchón de las camas era cubierto por delicadas sábanas blancas. Arriba de él estaba Selene recostada mirando el techo. Sus brazos estaban a sus costados y sus manos entrelazadas en el estómago. Su respiración era lenta, sus cabellos cortos estaban esparcidos por la almohada y sus ojos celestes se perdían en las rayas del techo. Todo estaba en un ambiente tranquilo. Estaba sola en la habitación a causa de que Mikasa estaba pegada a Eren. Y en ese momento Selene tenía que pensar muchas cosas. En menos de dos meses habían sucedido muchos catástrofes.

No hacía mucho de que la señora Jones había venido al lugar donde se encontraba parte de la Legión. Apenas había visualizado a Selene corrió a abrazarla y entregarle unas rosas. Le agradeció mucho por el detalle y estuvieron hablando por unos minutos. Le alegraba saber que la madre de Chloe después de todo lo sucedido siguiera en contacto con ella. Era una mujer muy fuerte con un fuerte espíritu materno. Así la hacía sentir a Selene, como si la señora Jones fuera su madre. Pero después de todo la mujer rubia le hacía acordar a Chloe en todo su esplendor. La extrañaba demasiado, esperaba que la puerta de la habitación se abriera y entrara ella junto a su escuadrón. Aunque hubiese pasado tantos días ella aún sentía sus voces y eso la hacía entrar en pánico. Durante las noches abrazaba a Mikasa para poder dormir, necesitaba saber que no estaba sola en la habitación y que no le pasaría nada.

Y lo que más le deprima de todo era que Annie no salía del Cristal. La había visto a escondidas y parecía estar en un largo sueño. No podía evitar recordar sus tardes conversando sin que nadie las viera, el tacto de sus manos al unirse y sobre todo, los momentos que compartían en silencio haciéndose compañía. Maldecía todo, desde que se graduaron todo se había ido a la basura. Antes todo parecía estar en calma y que a lo único que se enfrentarían era a titanes. Pero durante tres años había compartido todo con tres traidores. Y aunque en la única que confío fue en Annie los otros dos se habían echo muy amigos de los demás. Le daban asco y repugnancia, eran tan buenos para mentir y unirse al grupo. El mejor de todos era el rubio, el de pelo negro se podía ver en sus actitudes si sabías quienes eran los traidores. Después de hablar con el comandante Erwin, empezaron a investigarlos y lo único que le pidieron  a ella era que se siguiera comportando igual y que consiguiera más información. Pero estando separados no pudo hacerlo, sin duda alguna estaba estresada.

— Sele.— se asustó al escuchar una voz muy cerca suyo, giró la cabeza para su lado derecho y se encontró a Jean viéndola preocupado. El chico tenía el pelo húmedo y su mano izquierda estaban sobre las suyas. Sentado en una banca al lado de la cama lo hacía ver muy lindo para Selene.— Te estuve hablando, pero estas muy metida en tus pensamientos. Te ves preocupada y cansada, ¿Qué es lo que te tiene así?

— Es toda esta situación, es muy agobiante. Solo quiero irme de aquí e ir a un lugar en donde no hayan personas ni problemas. Pero se muy bien que con los titanes no es posible. Siempre aparece una pregunta a mi cabeza ¿Cómo acabamos con los titanes? Se que matándolos es la respuesta, pero se supone que después de tantas expediciones debería haber un número reducido sin embargo cada vez parecen haber más. Incluso hay humanos que se pueden convertir en titanes. Todo se fue a la mierda.— suspiró y llevó una mano a la cabeza, otra vez empezó a hablar demás.— Lo siento, siempre hablo por demás. Tu solo me hiciste una simple pregunta y yo salí con los titanes.

The end of the world | Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora