22: La noche llena de estrellas.

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22
La monarquía: "La noche llena de estrellas."
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La luz del sol entraba por la ventana de la habitación de las chicas. Mikasa abrazaba a Selene por la espalda mientras ambas dormían de forma cómoda. Así siempre fue desde que eran niñas, a ambas le gustaba abrazar algo o sentir a alguien mientras dormían, se sentían seguras de esa forma. Incluso cuando vivían en Shiganshina, a pesar de tener distintas camas, alguna se pasaba a la cama de la otro. Sasha y Connie las observaban divertidos. Ya sabían cómo molestar a Jean y Eren. Salieron de la habitación sin hacer mucho ruido y caminaron hasta donde estaban ambos discutiendo. Sasha tomó a Jean del brazo y Connie por los hombros a Eren.
 
— Ustedes dos están aquí peleando y sus novias durmiendo juntas.— dijo Connie divertido.
 
— Deberían llevarse como ellas.— opinó Sasha. Ambos chicos del grupo de los magníficos empezaron a llevar a ambos idiotas a la habitación de las chicas.
 
— ¡Yo no tengo novia!
 
— ¿Con quién está durmiendo Selene?— preguntó Jean, algo frustrado.
 
— ¿Qué piensas de mi hermana? Tu y ella no pueden ser novios, no puede salir con un cara de caballo.
 
— Para tu información Jeager, con tu hermana somos novios hace más de un mes. Y no solo me da la mano, también me besa en los labios. Agregando que según ella soy el chico más lindo.
 
— ¡¿Cómo te atreves a besar a mi hermana pequeña?! Ella es un año menor que nosotros, eres un asqueroso.
 
— Sin embargo, ella puede matarnos a los dos sin necesidad de pelear. Y solo es un año, tampoco es como que fuera un viejo de cuarenta años.
 
— Ya, luego pelearán por Selene. Pero ahora yo me preocuparía más de que sus novias no los dejen para empezar una relación entre ellas.
 
— Connie tiene razón. Hasta están sonriendo. Solo mírenlas.
 
Al entrar en la habitación ambos chico se encontraron a Mikasa abrazando a Selene por la espalda y a Selene sonriendo en sueños acurrucada en sus brazos. Eren no parecía asombrado, siempre las veía dormir de esa forma. La Ackerman protegía a Selene como la hermana mayor que era. No dudaría ningún segundo en matar a alguien si se metía con Selene. Por otro lado, a Jean se le revolvió el estómago. Se sentía celoso de Mikasa, el quería estar durmiendo de esa forma con Selene. Esconder su cabeza en el cabello y pasar su mano en su cintura, mientras disfrutaba unos momentos con ella. Habían compartido cama dos veces, pero no llegaron a dormir juntos. En ese momento envidiaba a Mikasa. No esperaba el día en el que ambos pudieran compartir cama y dormir juntos. Ansiaba poder verla despertar a su lado. Pudo notar como Mikasa se despertaba y los miraba seria. La chica se giró a ver a Selene y al notar que seguía dormida se levantó sin hacer ruido y fue al baño bajo la mirada de todos.
 
— Bueno Jean, tu despierta a tu chica. Espero que no te mate en el intento.— dijo Connie divertido saliendo con Sasha de la habitación.
 
— Me iré, pero no creas que es para dejarte sola con ella. Si no que no quiero que me mate por despertarla. Buena suerte cara de caballo.
 
Jean se acercó de forma lenta a la cama ignorando los comentarios de sus amigos. Se sentó a su lado y empezó a acariciar sus cabellos cortos. Eran suaves y siempre que la abrazaba podía sentir un olor a rosas. El lo sabía, ellos la levantaban gritándole o de forma brusca, por eso terminaba pegándoles o gritándoles. No eran delicado y cuando se tenía que levantar temprano no estaba de humor. Sintió como se empezaba a mover despacio en la cama. Poco a poco fue abriendo los ojos y cuando sus ojos se cruzaron Selene escondió su cabeza en la almohada. Jean río por lo bajo al notar su acción, continuó acariciando sus pelos cortos esperando a que se despertara del todo.
 
— Sele, tienes que levantarte. Hoy es la coronación de Historia.— le dijo hablando suave para que no se pusiera agobiada. Si la hacia sentir de esa forma no viviría para contarlo.
 
— No quiero. Hace mucho no duermo de esta forma, siento que por fin puedo dormir sin preocuparme de nada. Déjame aunque sea cinco minutos más.
 
— El capitán Levi se molestara si no te levantas.
 
— No me interesa lo que le suceda a ese enano gruñón. La cama está cómoda y no quiere soltarme.
 
— Comeremos muy bien luego de la coronación, incluso quizás haya carne. La realeza tiene mucho dinero.
 
Selene pareció pensarlo, incluso la habitación quedó en silencio. Escucho un suspiro de su parte y como se levantaba lentamente de la cama y rascaba sus ojos. Después de eso compartieron miradas, los cabellos de Selene estaban igual de despeinados que cuando iban en las mañanas. Al parecer lo dejaba así de corto para no peinarse. Jean estaba sonriendo bastante divertido, con el tema de la comida Selene era bastante manipulable. Irónico porque su abdomen estaba mejor marcado que el de muchos hombres.
 
— Solo me levantaré por la comida, no porque me hayas convencido.— sus pies tocaron el piso y se empezó a estirar con pereza.— Nos veremos más tarde, Jean.
 
Jean asintió con la cabeza y se acercó a ella para dejar un beso en su mejilla y retirarse de la habitación. Salió con bastante cara de bobo, sin embargo no duró mucho. Había recordado que le contó a Eren que ellos eran novios. Selene lo mataría. Ella era la que lo quería decir. Tenia ganas de estrellar la cabeza contra la pared. Maldecía ser tan impulsivo, este era su fin. No sólo tendría que aguantar a Eren, si no que ahora Selene le iba a arrancarme la cabeza o aún peor le pegaría en donde más le duele. Se apoyo en la pared y calló dramáticamente sentado en el piso mientras con sus manos cubría su rostro. Todo su mundo se había derribado.
 
Desde lo lejos Sasha y Connie se reían al notar que Jean había descubierto que había arruinado todo. Se irían a prepararle una tumba. Porque si Selene no lo mataba, Mikasa lo haría.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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La coronación fue todo un éxito. Las personas se veían muy alegres. Sobre todas las cosas Selene estaba muy orgullosa de Historia. Había derrotado a su padre y demostró lo fuerte que era. El escenario había sido construido por la policía militar y las insignias de los cuerpos militares estaban en el. Historia vestía un hermoso vestido blanco con una capa rojo. Las personas del pueblo estaban satisfechas de que ella se convirtiera en reina, los había salvado y ellos estaban muy agradecidos. Los ojos de Selene brillaron en cuanto colocaron la corona en la cabeza de la rubia. Le grito y aplaudió en forma de aliento. Estaba segura de que sería una grandiosa reina.
 
Ahora perseguían a Historia por los pasillos del castillo. La rubia planeaba pegarle al capitán Levi. Mikasa y Selene parecían las únicas en apoyarla. Le daría su merecido al capitán, al fin sentiría que le devolvieron el golpe a Eren. Incluso le dijo que le pegara en donde más le duele a los hombres. Pero sabía que la rubia era muy buena como para hacerlo.
 
— Espera. ¿De verdad lo harás, Historia?
 
— Si. Lo haré.
 
— Era una broma de Mikasa y Selene. ¿Verdad?
 
— Después de golpearlo, puede decirle: "Devuélveme el golpe si puedes."— dijo Mikasa y Selene asintió mientras juntaba las palmas de sus manos y deslizaba de arriba para abajo. Esto se pondría bueno y ella lo sabía.
 
— Y déjalo retorciéndose en el suelo. Por favor historia, pégale en donde más le duele.
 
— Si no le guardas rencor no lo hagas.
 
— Deja de meterte Eren, es la reina puede hacer lo que quiera. Tu opinión no le importa en absoluto.— le dijo Selene mientras le pellizcaba el brazo.
 
— Si no lo hago, no podré ser reina.
 
— Bien dicho, Historia.— Jean y Selene compartieron miradas cómplices, lo que verían sería muy divertido. Luego dibujarlas este momento para tenerlo en su cuaderno.
 
En cuanto encontraron al capitán Levi, Historia gritó y le pegó con el puño al brazo. Era algo gracioso de ver, porque ella era mucho más pequeña que Levi. Selene sonrió al igual que Mikasa, mientras que los demás gritaron de asombro y tenían cara de terror.
 
— ¿Qué te parece? ¡Ahora soy la reina! Si tienes quejas...
 
— Gracias, chicos.— ese fue el verdadero momento en donde Selene se quedó sin palabras. El antipático sin expresiones les había sonreído. Eso era algo que no se veía todos los días.
 
Esa misma noche realizaron un banquete en el cual las tres guardias militares estaban invitadas. Sasha era la más emocionada por toda la comida que abría y podría degustar. Debían ir con los uniformes militares, pero a ninguno en ese momento les importaba. Historia conversaba con distintas personas, el comandante Erwin hablaba con los altos mandos. El capitán Levi estaba serio sentado en una silla. La capitana Hange estaba pasada de copas. Y ellos estaban haciendo desastres en su mesa. En cuanto Selene divisó algunas cabelleras rubias a los lejos sonrió. Eran nada más ni nada menos que los Jones. Camino de forma lenta entre la multitud y cuando se acercó a ellos corrió a los brazos de la señora Jones. Quien se lo devolvió al tenerla allí con ella. Selene era como unos diez centímetros más alta que ella. Así que se tuvo que agachar un poco para quedar a su altura.
 
— Bella Selene, me alegra verte otra vez.— se separaron y se sonrieron.— También me alegra que estés teniendo un buen recorrido en la Legión. Eres muy fuerte para aguantar todo lo que esta pasando.
 
— Créame que no moriré hasta cumplir mis objetivos.
 
— Me alegra escuchar eso. Casi lo olvido. Ellos son Carl, mi esposo. Y Evans, mi hijo mayor. Chicos ella es Selene Jeager. La chica de la que Chloe se la pasaba hablando.
 
— Un gusto jovencita, mi esposa no deja de hablar de ti. Te nombra tanto que hasta sueño con tu nombre.— dijo Carl. Era un hombre con pelos rubios y portaba el uniforme de la policía militar. Selene río ante sus palabras. La señora Jones la hacía sentir como si fuera su hija.
 
— Evans, no seas maleducado y preséntate.— le dijo la rubia mientras le pegaba con el codo.
 
— De hecho, ya nos conocemos madre. Cuando la Legión estaba siendo buscada nos encontramos y la ayude a regresar con ellos.— le dijo y se giró a sonreírle a la chica de pelos cortos.— Es un gusto verla de vuelta señorita.
 
— Si, lo mismo digo. Estoy muy agradecida por lo que hiciste.
 
— Me pone muy feliz que la hayas ayudado. Tal y como te enseñé.
 
— Bueno, fue un placer verte nuevamente señora Jones. Y un gusto conocerlos. Tratare de visitarla antes que recuperemos la muralla María. Iré con mis compañeros. Disfruten de la noche.
 
— Adiós pequeña Selene, cuídate y mándame cartas.
 
Selene le sonrió y se alejó de ellos. Camino hasta sus compañeros y río al ver como devora la comida Sasha. Jean de inmediato se paró de la silla y camino hasta ella.
 
— ¿Podemos bailar?— le preguntó algo nervioso.
 
— No sé bailar, pero acepto la propuesta.
 
Jean asintió y la tomo de la mano llevándola a la pista. Todo bajo la mirada de sus amigos. Armin sostenía a Eren para que no atacara a Jean. Sasha y Connie gritaban "vivan los novios". Y Mikasa apretaba fuerte el la silla, para no alejar a Selene de Jean. No quería que su hermana pequeña pasara tiempo con un chico. Jean le sonrió y colocó su mano en la cintura de Selene y entrelazo sus manos. Selene colocó su mano en el hombro de Jean y empezaron a moverse al ritmo de la melodía. Era lenta y dulce. Ambos se miraron a los ojos mientras sonreían. Estaban disfrutando pasar tiempo juntos después de todo lo que había sucedido.
 
— Me alegra que todo se haya calmado un poco.— dijo Selene en voz baja.— Me gusta estar a tu lado.
 
— A mi también. Me haces muy feliz.
 
Jean acercó su cara a la de Selene haciendo que sus respiraciones chocarán. Lentamente unieron sus labios haciendo que miles de explosiones invadieran sus cuerpos. Sus labios se movieron de una forma lenta y llena de sentimientos. Kirschtein la empujo por la cintura más cerca de su cuerpo. Y Selene sonrió en medio del beso. Una vez se separaron, la chica apoyó su cabeza entre medio del cuello de Jean y continuaron bailando. Sin duda ambos disfrutarían esa noche, una noche en donde todo parecía brillar y no haber problemas. La noche llena de estrellas era resplandeciente ese día. Siendo pacífica antes de que el fin del mundo comenzara. Antes de que todo se desmoronaba.
 
Esa noche estrellada solo indicaba una cosa. El fin del mundo estaba a punto de empezar.

The end of the world | Jean KirschteinWhere stories live. Discover now