01: El loco Shadis

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Formación de reclutas N° 104: el loco Shadis.


Dos años después de la tragedia estaba parada derecha junto a muchos reclutas. Miraba seria al frente divagando un poco a sus alrededores. Se había separa de su familia quienes estaban en diferentes filas. A su lado analizó a una chica de pelo castaño atado por una colita con una papa en sus manos.

Soltó una pequeña risa para ella misma, ella también quería una papa hervida. Su diminuta sonrisa hizo que sus ojos celestes se achinaran un poco. Su pelo corto despeinado por arriba de su mandíbula al pasar de los años le quedaba mucho mejor. Su cuerpo esbelto hacía resaltar su uniforme militar, su parte favorita eran las botas. Y su cara confiada hacia llamar mucho la atención.

— ¡Ahora son miembros oficiales de la unidad formación número 104! Y por desgracia para ustedes, yo Keith Shadis, estarán a mi cargo. No estoy aquí para darles una cálida bienvenida. Todos ustedes son el ganado, a la espera de ser comidos por los titanes. ¡Son peores que ganados! Por los próximos tres años los voy a entrenar, inútiles. ¡Les voy a enseñar como luchar contra los titanes!

Lo primero que pensó Selene fue que era un hombre demasiado exigente, que si no le agradabas tendrías que ser lo suficientemente bueno en el entrenamiento para que te quedaras. A demás que intentaba usar ese tono amenazante para que los más débiles se fueran a sus casas. Agregando que su cabeza sin pelo le daba un toque cómico, y sabía que no aguantaría tenerlo enfrente de ella sin reírse.

Si bien escucho cuando hablo con Armin y con otros dos chicos que querían unirse al servicio militar para cumplir los pedidos del rey. Ella estaba más concentrada en la chica que comía la papa hervida a su lado. La boca se le estaba haciendo agua de tan solo pensar lo rico que debía estar.

— Oye maldita, ¿qué diablos estás haciendo? ¡Te estoy hablando a ti maldita! ¡¿Quien carajos te crees que eres?!

Eso fue suficiente para que Selene deje de mirar a la chica con la papa a su lado y le prestara atención a lo que Shadis diría. Observo de reojo a sus compañeros notando lo asustados que estaban. Tenia que admitir que si no sería calvo y no le causara risa, también estaría tan asustada como ellos. La chica patata tragó grueso y colocó su mano en el corazón.

— ¡Sasha Braus! Soy del pueblo Dauper del distrito Sur de la muralla Rose, señor.

— Una papa hervida, señor. La vi en la cocina y la agarré.

—¿Así que lo robaste? ¿Por qué? ¿Por qué te la estás comiendo ahora mismo?

— Las papas son más ricas cuando están calientes. Así que actué con rapidez.

Selene muy de acuerdo con las palabras de Sasha asintió con la cabeza, definitivamente después de esto se haría su amiga, mejor dicho necesitaba que fuera su amiga.

— No, todavía no lo entiendo. ¿Por qué estás comiendo una papa?

— ¿En verdad usted no sabe por qué las personas no comen papas?

Sasha partió a la "mitad" a la papa, para luego entregarle la mitad más chica a Shadis. Selene lo supo de inmediato que la castigaría así que si quería ser su amiga quizás deberían compartir castigo. Así que antes de que Shadis tirara el pedazo de papa habló.

— Señor Shadis, si usted no lo quiere yo con gusto la como. Después de todo sería un gran desperdicio, los pobres agricultores esperaron con ansias noventa días para poder venderla.— Dijo. Eren a los lejos maldecía a su hermana, ahí estaba devuelta su actitud de cuando quería hacer amigos.

The end of the world | Jean KirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora