19: Manos manchadas de sangre.

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La monarquía: "Manos manchadas de sangre."





Si había algo que siempre recordaba con claridad era para de su infancia. Le costaba hablar con personas de su edad, así que lo único que hacía era analizar a cada persona que paseaba por las calles. Pero lo que siempre le intereso era el comportamiento adulta, no entendía porque se emborrachaban o quizás porque las madres estaban más presentes en el cuidado de sus hijos. La mayoría que tenía hijos en Shiganshina, a veces no alcanzaba su dinero para alimentar a sus hijos; por esa razón creía que era innecesario traer al mundo a un niño si no tenías dinero para alimentarlo. Lo que más le frustraba era que aveces ni siquiera los educaban de la forma correcta. La primera vez que unos niños la molestaron le levantaron la parte de abajo de su vestido. Recordaba a la perfección después de eso sentirse sucia e incómoda. No comprendía que tenía de gracioso hacer eso. Incluso se lo contó a su madre, quien le dijo que así jugaban los niños tontos y que si se lo hacían debía pegarles. Eren al otro día se encargó de hacerlo por ella.

Eren era más grande por ella por un año. Hacia respetar su papel de hermano mayor y era muy sobre protector con ella. Al principio jugaba con el y Armin. Armin era un niño demasiado bueno y tierno, incluso les contó que era el mar. Luego se les unió Mikasa en una noche. Ella y Eren se habían manchado las manos de sangre, para matar a tres hombre quienes se estaban sobrepasando. Luego de eso Mikasa se convirtió en su hermana mayor, pero a partir de ahí todo cambió. No solía juntarse tanto con ellos porque sentía que sobraba. Prefería estar a la distancia descubriendo cosas nuevas, era muy incómodo estar con ellos y sentirse excluida. Nunca los culpo de nada, después de todo eran ellos tres contra el mundo. Pero no es nada que le afectara, luego conoció a Sasha y Connie y se convirtieron en el trío de los bromistas.

Sin embargo, ese día que recorrían las calles de Trost, los recuerdos de su infancia en Shiganshina invadían su mente. Ver a niños correr y jugar felices por la calle, la hacían sentir feliz. Eran puros e inocentes, quizás aún no comprendían lo horrible que era ese mundo y vivían felices tal y como los niños debían crecer. Pero no estaba ese día ahí para analizar a los niños o los adultos, ese día estaban ahí para ver quienes estaban detrás de Historia y Eren. Para ello, Jean estaba haciendo nuevamente de Eren y Armin de Historia, nunca se había dado cuenta de su absurdo parecido hasta ese momento.

— No se peguen demasiado. Llamara la atención.— Les ordenó el capitán Levi.— Historia, Eren, caminen con normalidad.

— ¿Por qué hay tantas banderas reales?— preguntó Connie.

— Hoy es el aniversario de la coronación, ¿no? El día del año que ofrecen raciones.

— Así es pequeña Sasha, sin embargo, no estamos aquí por eso. Así que no tendrás tus raciones.— respondió Selene quien iba lo suficiente cerca de Jean, no quería que algo malo le sucediera. Aunque sabía a la perfección lo que pasaría.

Por lo lejos escucharon a unos policías militares decir que el Rey les tenía para dar a todos raciones de comida. Algo que cualquier Rey tendría que hacer, preocuparse por su pueblo en vez de quedarse con todo el dinero. Punto que las personas no tenían en cuenta y lo idrolotaban solo por hacer eso una vez al año. Mientras que sus habitantes se morían de hambre, el tragaba como un cerdo en su trono. Todo lo que hacía era puro chantaje. Solo les ofrecía las raciones para que las personas pensaban que era buena persona.

— El rey es muy generoso.

— A él le sobra. La gente tiene debilidad por la comida.

— El rey es un hipócrita, sabe muy bien como conseguir la atención de la gente. Pero siempre las personas se olvidan que mando a la muerte a miles de personas inocentes para una misión suicida.— se quejó Selene.— De seguro tiene suficiente dinero para alimentar a todo la muralla María, pero no, se lo guarda para el. Todos incluso se olvidan de la ciudad subterránea, escuche que en ese lugar no se puede habitar. Solo me da dolor de estómago pensar en los pobres niños que viven ahí.

The end of the world | Jean KirschteinOnde histórias criam vida. Descubra agora