46. Viviendo juntos

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En la mañana, Thaly se despertó con el sonido de la ducha

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En la mañana, Thaly se despertó con el sonido de la ducha. Nicolás ya no estaba a su lado. Todavía tenía algo de dolor en el cuerpo, pero se sentía extremadamente bien; amada y protegida. Nicolás no tardó en salir completamente vestido. Sonrió al verla, y se acercó a saludarla con un beso.

—Tengo que salir un momento —le avisó dándole una última caricia antes de levantarse.

—¿A dónde?

—Ya vuelvo —respondió ignorándola y saliendo del lugar.Thaly cruzó los brazos con enojo, no podía creer que la dejara. De todas formas se levantó y se metió a la ducha para esperarlo. Mientras el agua caía sobre ella, observaba su cuerpo, intentando descubrir algún cambio en él. Pese a algunas marcas todo se veía igual, aunque sabía que ya no era la misma. Salió, se secó y se vistió con la camiseta que él le había dejado la noche anterior. Tomó la ropa que tenía puesta antes, estaba algo sucia por el recorrido que había tenido que hacer para llegar ahí, pero tendría que sobrevivir el resto de la vacación usando las camisas de Nicolás mientras esa se lavaba. La alistó sobre una silla para limpiarla luego y se aproximó a la cama. Se avergonzó al ver las sábanas manchadas de sangre, así que las reemplazó de inmediato con unas limpias.

Nicolás no regresaba y ya no sabía qué hacer, prácticamente había aseado todo el lugar. Pensó que él ya no tardaría así que puso la mesa y preparó el desayuno. Mientras freía unos huevos el volvió. La saludó desde la puerta y fue directo hacia su armario. Ella se acercó curiosa y lo observó apoyada en la pared. Él se había quitado la camiseta y se colocaba otra. En cuanto notó que su novia lo observaba, deslizó la prenda que se había quitado debajo de la cama.

—Hice el desayuno —le avisó Thaly tímidamente.

—¿En serio? —le preguntó sorprendido, dirigiéndose al comedor.

—Puedo freír un huevo ¿sabes? No soy una completa inútil —le dijo enfadada.

—Claro que no. —Pasó a su lado y le dio palmaditas en la cabeza, haciendo que se enfadara más todavía.

—¡Tampoco soy una niña! —le gritó retirando la silla y sentándose bruscamente.

—Sí, ya lo sé —respondió con burla, logrando la exasperación de la muchacha. Ella sabía que de ahora en adelante la molestaría más con sus indirectas.

—¿Y qué vamos a hacer luego? —decidió cambiarle el tema.

—Tú qué crees —respondió indiferente tomando un sorbo de café.

—¡No podemos hacer solo eso el resto de la vacación!

—Claro que sí.

—Tu hermana tiene razón, eres un maldito pervertido —lo miró de reojo, comenzando a comer también.

—Está bien, qué te parece si más tarde vamos de compras. Supongo que vas a necesitar ropa y no creo que sea buena idea que vuelvas a tu casa.

—Voy a vestirme —asintió gustosa.

Después de clases (DDC1)Where stories live. Discover now