DIE FOR YOU / HEESEUNG

02. Change

— ¿Entonces por qué estás aquí? —Se levanto de su asiento metiendo una de sus manos al bolsillo trasero de su pantalón.

— Mi madre me dió esta dirección... —Saqué de mi chaqueta la tarjeta y Heeseung la tomó, observándola por ambos lados con su semblante serio y sin verse ni curioso ante la sangre seca que la adornaba.

— Ya veo.

En acción de segundos, tenia una pistola apuntando contra mi frente.

— ¿Quién te mando? —pregunto con una voz gruesa y tranquila haciéndolo aún más terrorífico.

Al instante sentí que dejaba de respirar y una presión en mi garganta y ojos aparecía. No. No quería pasar por esto de nuevo y llena de terror, traté de hablar como pude: Hana... Hana Kim... Soy su hija.

— ¿Panda? —preguntó de repente, viéndose repentinamente extrañado, a lo que asentí con completa dificultad—. ¿Por qué no viniste con ella, entonces?

— No puedo... Yo... Ella... Ella murió... La asesinaron —contesté, sintiendo como mis ojos se cristalizaban y una lágrima rápida recorría mi mejilla al recordarlo.

— ¿Hace cuanto?

— Una semana... —susurré con la voz afectada, ya no podía seguir hablando; mi voz no salía. Heeseung me observó y dejó de apuntarme con el arma, volviendo a guardarla en su bolsillo trasero de su pantalón. Dejó salir un suspiro pesado de sus labios y frotó sus dedos contra su frente.

— ¡Jake! —llamó y el chico que me había abierto la puerta antes, apareció por detrás mío.

— ¿Qué sucede? —El chico notó la tensa vibra que nos rodeaba, viéndose ligeramente incómodo.

— Vigílala, si hace algo sospechoso no dudes en encerrarla, ya vuelvo —sentenció Heeseung y desapareció por el pasillo principal de lugar. El living quedó en silencio y miré de reojo al chico con temor.

— ¿Qué hiciste para que te hiciera llorar? —preguntó con una sonrisa entretenida y me quedé mirándolo sin decir nada—. Ya veo, ¿Trataste de irte sin pagar?

— No sé de que hablas...

— No te hagas, ¿Cuánto le compraste?

— No sé de que estás hablando... Y-Yo no vine a comprar nada... —Me limpié las lágrimas y entonces este dejo de sonreír.

— ¿Si quiera pasas los trece años? —pregunto consternado mientras Heeseung llegaba a su lado y se acercaba a mí.

— Ven. —Este último intentó tomar de mi mano, pero me alejé bruscamente.

— Yo puedo levantarme sola... —musité con desconfianza, provocando que los dos chicos intercambiaran miradas con diferentes reacciones ante mi respuesta.

— Eso ya lo sé, pero estas en mi casa, y yo pongo las reglas aquí. —Heeseung tomo de mi bolso y luego de mi mano, casi arrastrándome.

— ¡Qué les vaya bien! —exclamó Jake con una sonrisa jueguetona y Heeseung rodeó sus ojos a un lado.

Nos adentramos por la mansión y subimos unas escaleras cercanas que daban a un amplio y minimalista pasillo. Caminamos por este y paramos al frente de una puerta, la cuál tenía contraseña para entrar.