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El viernes fue uno de los días más desdichados en la vida de Camila Cabello. En primer lugar, tal como ella había previsto que sucedería, en toda la escuela se hablaba de su partida con Lauren Jáuregui. Tan pronto como llegó a su gabinete, los ojos fascinados de los adolescentes se clavaron en ella. Su convicción de que era objeto de habladurías se tomó más fuerte al ver que los alumnos e incluso algunos maestros se callaban cuando ella pasaba cerca de diversos grupos que charlaban en los pasillos y en la sala de los docentes, y durante el almuerzo, cuando ella se hizo cargo de varias mesas. Pero no lo supo con certeza hasta poco después de sonar la campanilla que anunciaba el final de las clases, cuando el señor James se presentó a su puerta al mismo tiempo que sus alumnos salían en tropel.

Camila estaba juntando los artículos que necesitaba llevarse a casa durante el fin de semana festivo, pero se detuvo para mirar inquisitivamente al director con su traje gris.

-¿Tienes grandes planes para el fin de semana, Camila? -preguntó el señor James al entrar en el aula.

Se acercaba a la edad de jubilarse, pero su porte severo lo hacía parecer mucho mayor. Con su espeso cabello gris alisado hacia atrás, su físico robusto y su tendencia a mascullar, siempre le había recordado a Camila la interpretación del Padrino por Marlon Brando.

-En realidad, no -repuso ella con una sonrisa, mientras él se acercaba y observaba cómo guardaba en una carpeta las composiciones que eran necesarias descifrar tanto como calificar-. ¿Y usted?

El director se encogió de hombros.
-Pues no. Bess y yo -agregó refiriéndose a su esposa- nos quedaremos simplemente en casa a descansar. No vendrá ninguno de nuestros hijos.

-Será agradable, sin duda -comentó Camila.
Juntó los últimos papeles, la carpeta y algunos libros que debía preparar para las lecciones de la semana siguiente; luego se quedó esperando. El señor James nunca entablaba charlas insustanciales. Había ido a buscarla con algún propósito y Camila estaba muy segura de qué se trataba.
-Sí, sin duda -repuso James. Luego se aclaró la garganta y Camila supo que estaba por decirle el motivo de su visita. -Hoy algunas de las chicas contaron una versión algo inquietante al señor Wylie.

Wylie era el consejero de las alumnas. Camila alzó las rejas. El director continuó:

-Dijeron que esa jovencita Jáuregui vino a verla ayer a la escuela. Que usted partió en su auto con ella.

-Lauren Jáuregui ha sido alumna mía -respondió con calma Camila.

Aunque había previsto sostener tal conversación, su resentimiento fue instintivo. Le disgustaba que sus acciones fuesen puestas en tela de juicio, y oír que Lauren era mencionada mordazmente como "esa jovencita Jáuregui" dondequiera que ella iba empezaba a irritarla en gran medida.

-¿Es verdad entonces? -La mirada inquisitiva de James que relucía atrás de sus gafas de armazón negro.

-¿Que ella vino a la escuela a verme y que salimos de paseo en mi auto? Sí.

-Espero que haya sido algo excepcional. Sin duda sabe que no podemos permitir que alguien como ella merodee en los alrededores de la escuela.

-¿Qué quiere decir con "alguien como ella"? -Un dejo de ira tornó brusca la voz de Camila. El director se mostró sorprendido.

-Una mujer de quien se sabe que persigue a las adolescentes, por supuesto. Tenemos una obligación hacia los padres...

-¡Lauren Jáuregui jamás perseguiría a una adolescente! La conozco desde que ella misma era adolescente y estoy tan convencida de su inocencia en la muerte de Keana Issartel como de... de la de usted, a falta de una mejor comparación. Es...

En el Verano (Camren Gip)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant