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Camila Cabello oyó la noticia a la mañana siguiente, en la iglesia. -Yo digo que es un castigo de Dios para toda esa familia de malvados.

-¡Oh no, Idell!

-¡Es lo que pienso! Esos Jáuregui son todos malos y yo siento que Dios debe estar decidido a librar al mundo de ellos, uno por uno, para salvaguardar a las personas decentes. Al menos eso espero. Dormiré mejor por la noche cuando ellos ya no existan.

-¡Es que fue un modo terrible de morir!

-No está bien que lo diga, ¡pero no siento ni un poco de piedad por ese hombre! No habría ocurrido si él no hubiese estado borracho perdido. Se acarreó él mismo su desgracia, como casi todos los pecadores.

-Pero ser arrollado por un tren, Idell...

Camila sintió que se le helaba la sangre. Se dio vuelta en su asiento para interpelar a las que cuchicheaban, sin tener en cuenta que el reverendo

Harvey llegaba en ese instante al atronador crescendo de su sermón contra la complacencia de quienes tienen mucho.

-Señora Skaggs, ¿a quién se refiere usted? -inquirió. Su tono urgente hizo que ambas damas, la otra era la señora Ashton, alzaran sus canosas cabezas y la miraran boquiabiertas. Junto a Camila, su madre le dio un fuerte codazo en las costillas, al cual ella no prestó atención. La voz del reverendo Harvey seguía resonando. Los demás feligreses la miraban con gestos de desaprobación-. ¿Quién? -insistió Camila en un agudo susurro.

La señora Skaggs pestañeó. -Pues, Mike Jáuregui.

Al conocer la identidad del extinto, el alivio inundó a Camila.
-¿Murió? -preguntó en voz más baja.
-Sí.

-Camila, válgame Dios-dijo Sinuhe, tironeando la falda del vestido floreado de su hija.

Camila se volvió e hizo lo posible por asumir de nuevo su postura de respetuosa atención a lo que decía el clérigo. La verdad era que no oyó ni una palabra más.

Mike Jáuregui estaba muerto. ¿Qué significaría eso para Lauren? Hasta donde ella sabía, Lauren y su padre no habían tenido una relación demasiado estrecha. Pero, por otro lado, ella no sabía mucho, en realidad, acerca de su familia ni de su vida anterior. En todo caso, perder a un padre, tan repentinamente y en tales circunstancias, tenía que ser devastador. Sintió congoja por ella.

La ceremonia religiosa pareció interminable. Después, los feligreses se congregaron en el césped de adelante. La madre de Camila, elegante como de costumbre con un vestido de seda color cobalto y un sombrero minúsculo a juego, se detuvo a charlar con sus amigos, como siempre lo hacía. Camila sabía por experiencia que sería imposible mover a su madre hasta que hubiera concluido el ritual de esas conversaciones semanales, y se conectó con la red pueblerina de habladurías para averiguar lo que pudiera referente a la muerte de Mike Jáuregui.

-...y lo van a sepultar en el Cementerio del Calvario por la mañana -dijo finalmente Kay Nelson en tono discreto.

De pie junto a Kay en un círculo de allegados, mientras aguardaba con paciencia a que partiera su madre, Camila se sorprendió al ver cuántos detalles de la muerte y del sepelio inminente había averiguado ya Kay. Los teléfonos debían haber estado sonando sin cesar al amanecer.

-Parece muy pronto. -Arny, la menuda cuñada de Kay, parecía genuinamente apenada por la víctima.

Arny era forastera, y había llegado a Tylerville apenas dos años atrás, al casarse con Jim, hermano menor de Kay. Por eso no era de esperar que entendiese los vericuetos de quién era quién en el pueblo. Si ellos perdían inesperadamente a un ciudadano prominente, el entierro podía retrasarse hasta cinco o seis días, para que se pudiera llevar a cabo un funeral grande e imponente. Para alguien como Mike Jáuregui, no era necesario tal período.

En el Verano (Camren Gip)Where stories live. Discover now