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Hola, espero que se encuentren excelente, he tenido mucho trabajo pero estoy por tener vacaciones así que espero terminar esta historia para mediados de enero. 

Recomiéndenme algo que les gustaría que adaptara, ya que he leído mucho últimamente, pero las historias no me han atrapado como las que he adaptado aquí. Saludos, y no olviden votar.


Durante dos días, la presencia de su hermana y sus tres sobrinas mantuvo tan ocupada a Camila, que le fue fácil no pensar demasiado en Lauren Jáuregui. Pasaba las mañanas jugando con las niñas, que tenían cinco, siete y doce años. Lisa, la mayor, era un duende de cabello negro que le recordaba mucho a Sofía en su niñez. Tanto Diana como Katie eran igualitas a Michael, que era alto y rubio. Las tres niñas estaban emocionadas por estar de visita en casa de su tia y sus abuelos. Si conocían la razón de su visita, ninguna de ellas, ni siquiera Lisa, dio el menor signo.

Camila, Sofía y Sinuhe almorzaron en el club los dos días; luego Camila iba en auto a la escuela secundaria a fin de prepararse para el venidero año escolar. Recientemente la escuela había sido objeto de amplias renovaciones -una de las cuales era instalar aire acondicionado central por primera vez- y había mucho por hacer para adecuar su aula a ser ocupada por seres humanos, sin hablar ya de convertirla en el ambiente de aprendizaje óptimo del que alardeaba la junta directiva del establecimiento.

Amaneció el primer día de escuela, como siempre ocurría con los primeros días de escuela, con una

oleada de entusiasmo. Camila Cabello todavía lo sentía así, después de tantos años. La perspectiva de expandir los límites de las mentes juveniles la llenaba de un fervor casi evangélico. ¡Si tan sólo pudiera conectar a sus estudiantes con los libros, podría abrirles el mundo entero!

Sus estudiantes -Camila tenía cuatro clases de lenguaje y un período de estudio- le eran ya bien conocidos. No sólo conocía a los adolescentes; también conocía a sus hermanas, hermanos, padres y abuelos, a sus primos y hasta a sus animalitos domésticos. Sabía qué chicos tendrían problemas y cuáles cursarían el año sin tropiezos. Sabía cuáles venían a la escuela para hacer deporte, cuáles venían para relacionarse y cuáles tenían realmente ansias de aprender. A estos últimos, pocos, los atesoraba, porque eran escasos.

Al final del primer día, Camila estaba exhausta. Oyó la campana de salida con un silencioso suspiro de gratitud y, por un momento, se sentó a su escritorio para recoger metódicamente libros y papeles mientras los estudiantes, con un coro de adioses, pasaban frente a ella corriendo hacia el pasillo y la libertad.

-Señorita Cabello, ¿vamos a tener un examen acerca de Elizabeth Browning este semestre? -Allison O'Connell y sus dos amigas se acercaron a Camila cuando estaba saliendo del edificio.

Camila sacudió la cabeza.

-Ya hicimos Elizabeth Barrett Browning el año pasado. Esta vez haremos algo diferente.

-¡Oh, qué lástima! -se enfurruñó Allison.

-¿Te agrada Elizabeth Barrett Browning?
Camila miró a Allison con cierta sorpresa. Allison, bonita y popular, un poco más alta que ella, no era una gran lectora. A decir verdad, Camila encontró un tanto sorprendente que Allison supiese siquiera quién era Elizabeth Barrett Browning.

-Es que tiene el examen de Brian Paxton del año pasado -explicó Gretta Ashley con una sonrisa diabólica, ganándose un codazo de Allison.

-¡No es cierto! -Allison, se puso roja y miró una sola vez a la cara de Camila y se corrigió.- Bueno, tal vez lo haya visto, ¡pero claro que no lo iba a usar!

-Estoy segura de que no, Allison -repuso Camila, muy seria, mientras Gretta y Molly Fox, que completaba el trío inseparable, reían a hurtadillas.

-Me gustaría hacer algo sobre alguien interesante, como Michael Jackson -dijo Molly.

-Michael Jackson no es poeta, ni siquiera un autor - interrumpió Gretta, escandalizada.

-Sí lo es. He leído su libro. ¿Recuerdas? Tú lo sacaste prestado.

-Me refiero a que no es un autor importante. No es alguien sobre quien la señorita Cabello nos permitiría escribir un semestral. ¿Verdad, señorita Cabello?

-Es probable que no -admitió Camila con una sonrisa.
-Será alguien aburrido -dijo melancólicamente Molly.

Caminaban por la acera semidesierta, pasando cerca de los tres autobuses escolares amarillos que ya estaban repletos de adolescentes vociferantes. El tercer autobús ya partía. Los demás lo siguieron.

-¿Tienen cómo ir a casa? -inquirió Camila.

-Allison tiene un auto para todo el verano. Ella conduce -anunció Gretta.

-Qué bien -dijo Camila, entendiendo ahora por qué la acompañaban al estacionamiento. Había dos; uno grande para estudiantes y otro más pequeño para maestros, situados el uno junto al otro frente a la escuela.

-Sí, ojalá que... -empezó Gretta, quien luego se interrumpió mirando adelante con los ojos abiertos de par en par-. ¿Quién es ella?

-¿Dónde? -preguntaron a coro las otras dos, mientras Camila, siguiendo la mirada de Gretta, titubeaba. A punto estuvo de dar la vuelta y correr en sentido contrario.

Al borde del estacionamiento de los maestros, había una motocicleta enorme roja y plateada que rozaba con sus ruedas una línea amarilla brillante que evidentemente significaba "no estacionar". Y ahí estaba Lauren Jáuregui con sus pantalones tejanos ceñidos y una chaqueta negra de cuero, los brazos cruzados sobre sus pechos y el negro cabello recogido en una cola de caballo. No sonreía. Tenía los ojos clavados en Camila.

Recuperando su aplomo, consciente de que las miradas de las Jovencitas se volvían hacia ella, Camila apretó los dientes y siguió caminando. Le vinieron a la mente los recuerdos vívidos de su último encuentro con Lauren, sin que se lo hubiera propuesto, para atormentarla. Tomó aliento y procuró desterrar esos recuerdos. No podía hacerle frente mientras unas imágenes tan abrasadoras surgían en su mente.

-Qué guapa es -exhaló Allison. Gretta le dio un codazo en las costillas.

-¿No sabes quién es? Esa es Lauren Jáuregui -siseó Gretta.
-¡Oh, Dios mío! -exclamó Allison.
Molly se mostraba ' asustada.

-¿Qué hace ella aquí?

Camila, quedándose atrás, tuvo la ferviente esperanza de que la pregunta de Molly quedara sin respuesta para siempre. Pero no tuvo suerte. Lauren se irguió, descruzando los tobillos y los brazos, y se apartó de la motocicleta, ya que evidentemente había visto a su presa. Las jovencitas pasaron rápidamente frente a ella, por la acera situada a unos seis metros de donde se hallaba, echándole miradas de reojo. Después de saludarla con una sonrisa y un ademán imperceptibles, Camila habría querido seguir tras ellas, pero Lauren la interpeló.

-Oh, señorita Cabello -dijo Jáuregui en tono dulce y armonioso, y le hizo una seña.

Camila sentía los ojos de las muchachas clavados en ella y comprendió que, salvo que quisiera hacer una escena, no tenía escapatoria. 

En el Verano (Camren Gip)Where stories live. Discover now