Media hora antes...
Deva sostenía la carta que Rosette al llegar a su habitación le había entregado, firmado por su madre, Pamela.
[Rosette, seré madre.
Sé que no es una buena forma de comenzar una carta, ya que me fui sin decir nada y es probable que esto sea hallado muchos años más tarde, tal vez por algún momento de nostalgia, o la posibilidad de que mi hija te encuentre a ti, y estés obligada a hurgar en mis pertenencias. Conociendo tu orgullo, es probable que encuentres esto mucho tiempo después, pero estoy segura de que lo harás.
Seré breve maestra... yo moriré y el alma de mi hija será trasladado a otra dimensión, así que, por obra de los Osuris, ella volverá a su cuerpo original, por lo que espero que la estés guiando ya que su mente será de un adulto confundido.
Por otro lado, rezo porque perdones mi pasado, uno del cual me arrepiento todos los días y del que no quería de ninguna manera que mi hija sea participe, siquiera me atrevo a ponerle nombre, no siento que tenga el derecho. No sé qué sucederá el día de su nacimiento, le daré a mi amiga Rebecca un peso demasiado grande, y deseare que de alguna u otra forma la cuide, y la vea crecer, algo de lo que me privaré con dolor.
Mis decisiones también te provocaran controversia, tantos años siendo manipulada por Casiopea y luego dar vuelta mi vida, no es algo normal, pero fueron los años en que estuve en la Catedral los que cambiaron mi mente. No por la fe, no por la luz misma, sino por haberme devuelto el cariño y familiaridad hacia los humanos, algo que había perdido hace mucho tiempo atrás cuando aún era una niña. Y de ello quería hablar precisamente, del principal responsable que hizo que tomara una decisión, y de la punzada en el pecho que me provoca pensar que aquel día haya rechazado su propuesta de matrimonio. Ya había tomado una decisión, y yo ya no encontraba el perdón, preferiría mil veces que me odiara, a que cargara con mis pecados.
Así que esta es la razón verdadera de mi carta, yo quiero que mi hija conozca a su padre, y lo ame tanto como yo lo hice, su nombre es Marco Tasmelaris, un Emisario de alto rango del cual adoraría que mi hija haya heredado sus cabellos negros, tan profundos y sedosos... Lo siento, tengo una leve obsesión por él, solo que siempre fui buena actriz, de ello lo sabrás muy bien ahora maestra.
Por último, si las manos de mi hija sostienen esta carta algún día, quiero dejar en claro aquí y para toda la vida, que eres el mejor tesoro que haya podido recibir, y mi corazón jamás te soltara, aun sin vida, permanezco contigo, juramente de Bruja mi querida niña.
Las ama Pamela. ]
Los ojos enrojecidos de Deva permanecían al borde de las lagrimas mientras leía una y otra vez el ultimo párrafo. El solo hecho de pensar en que hubo un tiempo en que Pamela sostuvo una pluma para dedicarles estas palabras la estremecían de alegría y tristeza. Nunca la conoció y sin embargo la honestidad y personalidad detrás de esas palabras la llenaban de orgullo. Sabía que era una de las causantes que sembró el camino para Casiopea, pero cómo odiarla, simplemente la sentía maravillosa, y la ultima pieza que podría liberar su pecho de la incertidumbre se la había otorgado ella con esta carta. Su verdadero padre...
—Ves Deva, te dije que era toda una sinvergüenza —Rosette comentaba entre una sonrisa y una tristeza nostálgica.
Deva levanta su cara y le responde con otra sonrisa.
—Salí igual a ella.
—Si, no tengo dudas.
Deva dobla la hoja y lo guarda en el cajón de su mesa de luz con cuidado. En silencio aspira el aire liberando su pecho y la mira directamente a Rosette.
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LA SOMBRA DEL DESTINO
Fantasy"Reencarne en la hermana mayor de la protagonista para servir en la trama de una novela como un extra villano que muere horriblemente y le deja un pasado traumático. ¡¡¿Ósea que solo existo como anécdota del prologo?!!" Ella está destinada a morir...