Capítulo 31 🖤

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Ahora es cuando debía hallar una solución, y sin embargo, mi mente estaba en blanco. No pretendía dejar mi vida al azar, pero las aberturas eran pocas y muy inciertas. El carruaje era fácil de abrir, y aunque estuviera en movimiento no sufriría daños graves por su poca velocidad. Pero entonces, ¿luego qué?, ¿correr sin precisión ni orientación alguna?... Además, el chofer se dará cuenta y mandará un centenar de caballeros a buscarme, y frente a ello no tengo posibilidades, me alcanzarían enseguida. También, aunque rechazo siquiera pensarlo, podría matarlo, así no tendría quién pasara la voz y me fuera a buscar. De igual manera es inútil, no mataré a alguien que solo está cumpliendo con su trabajo, y aunque si seguimos por el mismo camino él también morirá, no quisiera ser la causa. De alguna manera no estaba asustada, tal vez resignada. Trataba de observar por la ventanilla para encontrar algún otro camino, y solo podía pensar que sería más fácil si simplemente se me presentaran las opciones de una vida asignada, como ese viejo hombre me había contado. ¿Qué estaría mal en mi de todas formas?

—...Eh, ¿eso es un pueblo?

Me percato de un pequeño pueblo en donde pareciera que el chofer estuviera bajando la velocidad. Oigo como los caballos se detienen y relinchan, luego unas pisadas bajan a la tierra seca y caminan hasta la puerta de mi cabina. Toca dos veces.

—Sí, puede abrir —digo, y el chofer abre la puerta.

—Mi señorita, haremos una leve parada en este pueblo antes de salir a las afueras de Versobia. Es un trámite pequeño, no me tomara mucho adquirir el permiso del paso —su voz era monótona pero educada, era un hombre que sobrepasaba sus cuarenta.

"Así que es una parada de control, esto no se había llegado a mostrar en mi visión, pero es ciertamente beneficioso"

—No hay problema, yo lo esperare aquí.

El hombre se inclina y cierra la puerta antes de irse. Oía sus pasos alejándose. Esta era una increíble oportunidad, pero no debía confiarme, es un pueblo pequeño, no sería bueno simplemente esconderme, tampoco ir por el bosque. No sabía que clases de criaturas salvajes me encontraría, y por sobre todo, no podía volver por dónde venimos, sería un total error. Me inclino por la ventanilla y veo como unos pocos campesinos caminaban por una vereda de piedra, justo por delante de mí. Había pocas casas, y más que nada encontrabas posadas de descanso y por lo que pudo alcanzar mi visión un par de cantinas, nada que podría serme de ayuda. Pero la duda era esta, si yo caminaba por detrás de la primera calle, ya que había como cinco cuadras hacia arriba, podría encontrarme con algún lugar de mensajería, así tal vez podría esconderme en un carro que transporte el correo fuera de versobia, y aunque mandaran a buscarme jamás me encontrarían. Lo cierto es que era riesgoso, y mis posibilidades siquiera eran calculables. Solo necesitaba un incentivo. Miré nuevamente por la ventana y me impactó lo que vi. Apreté mis manos en el marco de la puerta y fruncí mis cejas con desagrado. Me percaté de un grupo de cuatro hombres, y uno de ellos por debajo del mentón hasta el final del cuello, tenía una cicatriz profunda, al igual que el hombre que había matado a Deva en mi visión.

—Son estos tipos...y pensar que antes se paseaban por aquí sin encapucharse.

Por lo que esto me lo confirmaba, sucedería tal cual, como la historia original, y seria asesinada por ese hombre. Parece girarse hacia mi lado, y yo enseguida me escondo detrás de la cortina, ya habrían identificado su objetivo, después de todo, la insignia de la familia Clermont estaba grabada en el carruaje.

—Tengo que huir, pero ¿Cuál sería la mejor opción? —digo agachada y apretando mi vestido de un violeta pálido.

¡¡PIIINNN!!

LA SOMBRA DEL DESTINOWhere stories live. Discover now