Capítulo 56 🖤

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—¿Qué está sucediendo? ... Eliot —Franz había entornado la puerta hasta ver las dos figuras dentro de la habitación. A su hermano Eliot sosteniendo con dolor su estómago y a Emil lo suficientemente nervioso para causarle confusión.

—¿Qué haces aquí? —Eliot se giró hacia su hermano, tratando de recomponerse.

—¿Ustedes que hacen? —Franz se acercó más a los dos —de repente se habían apurado a entrar a esta habitación, y ahora te encuentro en este estado. ¿Por qué no me muestras tu rostr-

—¡Aléjate! —Eliot flexiona su brazo con fuerza impidiéndole el paso —Emil...

Emil responde rápidamente y lo hace retroceder con sus manos tocando el pecho del príncipe heredero.

—¿Qué haces? —Franz frunce el ceño ante Emil —no me puedes impedir ver a mi hermano.

—¿Así que ahora soy tu hermano? —Eliot se levanta, enderezando su postura y levanta la voz —¡no me hagas reír, todos los años pasados no desaparecen de mi mente por un mero acto de interés tuyo! —se sostiene la cabeza luego de gritarle y expresa confusión, ya que si estuviera en su estado normal nunca hubiera reaccionado así.

Franz parece afligido y algo sorprendido y es cuando se deja llevar por Emil afuera de la habitación, cerrando la puerta.

—Su excelencia, su hermano solo necesita un poco de tiempo, ha sido una secuela de guerra —Emil tranquiliza al príncipe heredero con la astucia que lo representa —por eso esta así de alterado.

—¿Secuelas? —Franz expresa amargura y mira hacia otro lado —eso se veía como si estuviera luchando consigo mismo.

—Entienda por el momento príncipe, yo me ocuparé de él.

Se miran entre sí, y resignado Franz asiente, dándose la vuelta y caminando de vuelta al salón principal. Cuando Emil lo ve lejos entra nuevamente al cuarto y encuentra a Eliot parado cerca de un ventanal que iluminaba su cara, dejando su espalda en penumbras. Parecía calmado y con una respiración normalizada. 

—Eliot... parece que se está pasando —algo extrañado comenta a Emil.

—Así parece, y es muy extraño —responde sin despegar la vista del cielo nocturno, enfrente estaba el jardín trasero —realmente... cuando me pasa esto no me reconozco —sostiene su frente con aflicción.

—¿Crees que algo tiene que ver esa mujer tapada?

—No estoy seguro. Pero Emil, ¿te has ocupado de Franz? —le dirige la mirada.

—Sí, le dije que eran secuelas de la guerra, por lo que lo mantendrá por un tiempo —Emil baja la mirada y continua —tal vez sería mejor que te retires por ahora Eliot.

El príncipe deja pasar un breve silencio y suspira poniendo su mano en el corazón.

—No, me quedare, ya me siento mejor, y tengo un mal presentimiento —se gira y camina lentamente a Emil —además, aún no he bailado con Deva —dice en una sonrisa valiente.

Emil disimula una ligera molestia en su pecho y fuerza una sonrisa en respuesta.

—Es cierto.

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Los pensamientos de Franz se volvían una espesa complejidad dentro de él, siendo que entendía que las secuelas eran muy comprensibles y aterradoras de padecer, pero la expresión en los ojos de su hermano eran algo diferente, y sentía que había algo más, algo... monstruoso que intentaba reprimir. Pero en la oscuridad de esa habitación nada podía ser coherente, y por lo pronto, lo que más sentía era la culpabilidad. Luego al pisar el salón es cuando se topa con una escena extraña. A Deva vertiendo unas gotas de sangre en una copa, y al otro momento una oleada de aplausos. Entendía que ese era el viejo ritual de la pureza, pero no comprendía que se lo hicieran a ella, y menos en esta época. Se gira hacia Jissel y se acerca, notando como su expresión solo mostraba preocupación.

LA SOMBRA DEL DESTINOWhere stories live. Discover now