Capítulo 27 🖤

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Había llegado su tan preciada fiesta de mayoría de edad. Jissel estaba entusiasmada, aunque solo demostrara nerviosismo, y sus dedos no podía de chocar entre sí mientras sus pensamientos iban desde "¿estaré bien vestida?", hasta "espero no echarlo a perder".

"Parece que la marca me está mostrando otra parte de la historia, pero esto es antes de que viva en el palacio"

Fue un momento hechizante para los dos. El segundo príncipe Dominick Eliot Versobia solo necesitó un solo cruce de miradas para interesarse en Jissel; ella solo necesitó ver su mirada rubí para desear su compañía. Un saludo, un solo baile.

"Pero...esto saltó rápidamente a otro momento más adelante. Esta yendo rápido esta vez"

El príncipe, como nunca había pasado, sentía la necesidad de ir en este instante y acercarse para apreciarla más de cerca. Entonces esbozo una sonrisa cándida, una en donde sus ojos resplandecían, llevando sus pies lentamente a esa hermosa chica de cabellos de oro y ojos que guardaban un cielo despejado dentro. No quería asustarla, ni ser impulsivo, por lo que despacio, con breves saludos entre la gente, había llegado firme y con un semblante amable delante de Jissel, mientras ella solo esperaba escuchar su voz por primera vez.

—Señorita, disculpe mi intromisión, pero quisiera saber su nombre —el joven de veintitrés años, estaba ansioso por conocerla, sin entender la inmensa atracción. Siendo que había conocido a innumerables damas que no lo hacían ilusionar de esta manera, ni de cerca.

—S-sí, encantada, me llamo Jissel Clermont —se inclina en un saludo sosteniendo su enorme vestido celeste —Usted...

—¿Qué hace el príncipe con esa chica?

—No lo sé, pero ¿quién es ella?

—Es la primera vez que la veo.

—Que chica más hermosa, parece un ángel.

Los susurros eran constantes, y Jissel había alcanzado a escuchar una cosa fundamental.

—¿Príncipe? —ella se tapa la boca en su sorpresa.

—Así es —Dominick ríe por su reacción —pero que no te preocupe, no estoy frente a ti para fanfarronear. Solo quiero conocerte.

Su calma y aires adultos le generaban una rara dulzura a Jissel, se sentía segura y a la vez tensa. Mientras, mas a lo lejos, parado junto a una columna, estaba el joven Emil Tartalia, frunciendo el ceño con cierta molestia. Era su preciado amigo el que se había acercado a la señorita Jissel, pero aun así los celos afloraban inconscientemente de él.

Desde aquella vez en la mansión Clermont en donde había conocido a su hermana mayor Deva, la que murió cuando Jissel tenía siete años, había tenido un cariño oculto por ella. Emil se había llevado una desagradable sorpresa al conocer a Deva, la cruel y oscura niña, ya que sus palabras habían hundido su corazón con incertidumbre, con culpa y desesperanza, y lo que lo había calmado y ayudado a sobrellevar su mal momento había sido Jissel, con tan solo tres años. Pero desde que había cumplido los doce, la había vuelto a ver, así acumulando sus sentimientos volviéndolos definitivamente amor.

"Por Dios, es horrible ver que ya he muerto en la historia y escrito de una manera tan amena"

Lo enfurecía la manera en que se veían, se apreciaba el interés de ambos a lo lejos, y sus piernas habían tomado impulso para interrumpir su interacción. De todos modos, él tenía la delantera, se habían conocido desde antes, y prometía en su corazón serle siempre de ayuda y estar para protegerla. Tal vez este fuera el momento...

LA SOMBRA DEL DESTINOWhere stories live. Discover now