34. Un ser maquiavélico

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Trina

Corro a toda velocidad hasta Ostyn y él me esquiva. Salto cuando me quiere poner el pie. Sonríe por mi estrategia, pero la suya es mejor, dejándome embobada logra distraerme, así que en un movimiento sutil me tira al suelo.

¡Maldita sea, perdí!

No puedo enojarme, podría perder contra él siempre sin enfadarme porque me encanta que me gane ¡Me vuelve loca que sea mejor que yo! Lamentablemente esto no es bueno ¡Ay, mi guarida, debo levantarme!

Salto.

—¡Esto no queda así! —Corro a subirme a una caja y agarro un micrófono viejo de esta—. ¡Contraataque! —grito de repente—. Si voy a perder, ¡que el mundo lo sepa!

—¿Qué estás haciendo? —pregunta el amor de mi vida.

Todo el mundo se queda mirando estupefacto mi accionar.

—¡Amo a Ostyn Macgregory y no puedo ocultarlo más! —declaro y dejo el micrófono caer como una gran artista, luego bajo de la caja.

—¡¿Qué?! —chilla Flex, levantándose del suelo—. ¡Te prohíbo que digas eso, no lo manipules, loca!

Todo se queda en silencio de repente, Ostyn me mira fijo y en silencio, muy serio, no se le mueve ni un pelo. De repente se gira, camina hasta un tacho, mira su contenido y como si nada me tira lo que hay dentro.

—¡Ay! ¡¿Pero qué haces?! —me quejo.

—Ahora son tal para cual —dice sonriente, mirando a Flex.

—Eres tan precioso. —Llora el rubio.

—Yo ya me voy, tengo clase de literatura y no quiero que la profe me regañe. Es la única que se atreve a hacerlo, así que me cae bien. —Se ríe.

—¡¡No te vayas!! —le pide su amigo—. ¡Hay que proclamar el territorio!

—Luego le decimos a la pandilla, no tengo tiempo ahora. —Se va corriendo, entonces Flex lo sigue.

—¡Ay, no! —me quejo—. Estoy toda sucia ¡No me limpies! —le grito a Sandal cuando me pasa un trapo por el brazo.

—Lo siento. —Se ríe mi amiga.

—Perdimos ¿Y ahora qué? —Bufo—. ¿Nos vamos?

—Debería bañarse. —Se tapa la nariz.

—¡Estúpida, hablo en serio! —grito, pero me detengo al olerme—. ¡Puf, asco! Bueno, tienes razón, me daré una ducha.

—Entonces... ¿Perdimos la guarida? —pregunta Tulio, nervioso.

—¡¿A dónde iremos?! —grita Seb y luego todos los demás lloran.

—¡Cállense! —los reprendo y luego miro a Sandal—. ¿Alguna idea?

—Podemos pedirle a Diryon que nos preste una de sus zonas, oí que tiene una que no usa y está bonita, es un aula nueva —ofrece mi amiga.

—¿Tan mal nos encontramos que nos estamos quedando sin territorios? —Me percato.

—Bueno, "su amorcito" le consigue muchos lugares a Flex —me aclara y la observo de mala manera—. No se enfade, pero el amor la está cegando. No es que no lo hiciera antes cuando estaba con su ex, pero en esta ocasión nos perjudica, su nuevo interés amoroso no nos beneficia, Ostyn Macgregory sigue siendo un obstáculo.

—¡Creí que estabas de mi lado! —me quejo.

—Lo estoy, pero los números no mienten. —Hace cuentas en su calculadora, la cual siempre lleva consigo, luego la regresa a su bolsillo—. Nos quedan pocas zonas.

—¡Voy a conquistar a Ostyn y recuperaré todo! —Alzo el puño.

—Veo que ya lo tiene conquistado, el problema es Flex. —Se pone un broche en la nariz para no olerme—. ¿Ha pensado en recurrir a los celos?

—¡Ya entendí, ya me voy a duchar, no hagas eso, te vas a ahogar!

—Puedo respirar con la boca —dice tranquila.

—Bien. —Bufo—. Comprendo lo que dices, pero no sé si quiero que me des ideas, Sandal. La última vez que te metiste en mis relaciones, me programaste una cita que no quería, así que no estoy segura de desear que te entrometas. —Enarco una ceja—. Lo bueno es que al fin te lo dije, ya me había olvidado de advertirte. —Me río.

—Supongo que evitaré mi sugerencia entonces.

—¿Cuál sugerencia? —expreso curiosa.

—Flex dice que manipulas a Ostyn, pero más manipulable es él. Tranquilamente podrían volver y usted pagarle con la misma moneda.

Me tapo los oídos.

—La, la, la, no te escucho.

—Usted preguntó, solo tiene que ser un día. —Sonríe con malicia—. Le haces creer que lo amas de regreso y en ese mismo momento ¡Pum! Le rompes el corazón ¡Listo! Flex llorando por los rincones.

Bajo las manos y las pongo en mi cintura.

—Muy lindo todo el plan, pero no me voy a andar besando con nadie.

—Aquí viene la mejor parte del plan. —Toca mi espalda y alza la mano, como para que lo imagine—. Operación: Besar a Ostyn.

Me sonrojo y chillo.

—¡¿Qué?!

—Solo imagine, pones a los dos en los lugares indicados y entonces cumplimos dos de sus sueños, vengarse de Flex y besar a su amorcito.

Me alejo.

—Imposible ¡¿Sabes lo difícil que es agarrar desprevenido a Ostyn?!

Enarca una ceja.

—¿Segura?

Giro mi vista mirando al tacho de basura, recordando el refresco de Ostyn, despacio pongo mis manos en los cachetes, sintiendo el ardor del momento, pura adrenalina.

—¿Pero qué ser maquiavélico eres tú, Sandal?

Ella mueve las cejas.

—El peor. 

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Dos cosas:

1. Sandal me da miedo, pero me encanta ❤

2. ¿El plan saldrá bien o se arruinará de manera desastrosa? 

Atte: Vivi.

Pelirroja PeligrosaWhere stories live. Discover now