24. Viaje al fin del mundo

262 42 14
                                    

Trina

Mi corazón se mueve acelerado, Ostyn me mira muy fijo mientras abrazo a la chica castaña, me sobresalto cuando sonríe.

—Veo que ya conociste a Mily —dice como si nada mientras la muchacha tiembla.

Suelto a la tal Mily y rápido me defiendo:

—¡No le hice nada, jamás le haría algo a una inocente!

—¿Me haces un favor? —pregunta de repente mientras se toma un refresco.

Supongo que dejó a la chica sola para ir a comprarlo y se sorprendió al vernos cuando volvió, quizás por eso me llamó Trina.

—¿Qué? ¿Qué? —Mis labios tiemblan.

—¿La acompañas? —Señala el tren—. Tengo que terminar un trabajo práctico para mañana y no me da el tiempo.

—Tú... tú... ¿Confías en mí?

Se ríe.

—¿Por qué no?

¡Me desmayo, me desmayo!

Un segundo ¿Qué está pasando? ¿Cuándo subí al tren? ¡¿Por qué estoy acompañando a esta chica?! Mierda, engañada por las redes del amor y esa hermosa, muy hermosa sonrisa.

Ostyn

Comienzo a escribir mi proyecto desde donde lo dejé y muevo mi lapicera lo más rápido que puedo sobre el papel. La visita de Mily me desconcertó tanto que perdí la noción del tiempo, pero creo que puedo llegar. Detengo mi mano cuando veo entrar a Flex al cuarto, él corre hasta mí, pero no me levanto de mi silla, debo acabar con este trabajo pronto.

—¡Funcionó, funcionó! —dice emocionado y feliz, tanto que me abraza—. ¡Te amo!

Alzo las manos.

—Flex, yo te quiero, pero no tiro para ese lado, lo siento.

Se aparta, enfadado.

—¡No seas bobo, hablo de algo importante!

—La orientación es importante.

—¡Hablo de Trina! —Se pone más nervioso.

—¿Qué pasa con ella?

—¡Tu idea funcionó! —Vuelve a sonreír—. ¡La de las banderitas!

—¿Las banderitas? —Alzo una ceja.

—¡Me dijiste que me ibas a ayudar a reconquistar a Trina! ¡Seguí tu consejo! ¡No te vayas a retractar!

—Ah, sí. —Recuerdo que le recomendé que le trajera un presente de sus momentos felices, luego sonrío—. Estuve tan ocupado con el tema de Mily que lo olvidé.

Mueve las cejas, poniendo una mirada pícara.

—¿Y cómo te fue?

—¿Por qué pones esa cara? —Enarco una ceja—. No pasó nada.

—¡Pero hombre, desaprovechas una oportunidad! —se queja.

—Me gusta Mily y quiero cuidarla, pero no pasa de eso, lo nuestro acabó hace tiempo. Además me rompió el corazón cuando me dejó, solo porque vivíamos lejos. No me cuesta nada tomar un tren —expreso ofendido.

Trina

¡Esto es mucho tiempo, ya han pasado tres horas en este tren!

—¡¿En dónde vives?! —me quejo—. ¡¿En el fin del mundo?!

Mily se avergüenza.

—Lo siento.

Mierda, es muy adorable, así no se le puede ni gritar.

___

¿Tres horas? Yo no aguanto ni una jaja

Atte: Vivi.

Pelirroja PeligrosaKde žijí příběhy. Začni objevovat