27. Todo tendría sentido

248 48 16
                                    

Trina

Abro mi casillero ¿Qué es esto? Una nota de Flex ¡Uh, más chocolate! No debería estar aceptando estas cosas, pero no me resisto a ese relleno de fresa. Mientras mastico empiezo a leer la carta.

"Conejita, sabes que no soy bueno con las palabras, siempre meto la pata, me equivoco, lo siento por eso. Quería decirte muchas cosas de frente, pero lo arruinaría, así que decidí ser corto y conciso por este medio. Eres importante para mí, me enamoré de ti por esa intensidad que posees, tenemos tanto en común, eres mi complemento, me quedaría sin energía si me faltas. Pasábamos tanto tiempo juntos, quiero revivir todos nuestros momentos contigo. Caminar, andar en bicicleta y lo mucho que te gusta ver películas de acción. Repitamos mil veces Rápidos y Furiosos.

Te amo, Trina, mi chica de cabello de fuego, volvamos a hacer cosas sin separarnos nunca más."

Mi corazón corre rápido y mis mejillas arden en desmedida, Flex tira golpes bajos este último tiempo, así no me puedo concentrar.

Este no puede ser Flex, es mentira.

—Cabello de fuego. —Guardo rápido la carta, regresándola al casillero, giro mi vista y veo al culpable de mi desconcierto—. Veo que leíste mi nota. —Sonríe.

—Flex. —Suspiro—. ¿Qué estás tramando?

—Nada, solo intento reconstruir lo que rompí, y te lo demostraré. —Se da la vuelta—. ¡Zury!

Me sobresalto, viene la chica con la que lo descubrí engañándome.

—¿Qué? ¿Qué hace ella aquí? No quiero hablar con ella, dijiste que la habías sacado de tu banda —digo nerviosa.

—Y es cierto —responde la muchacha—. Quiero que sepas de mí que no lo he visto estando con ninguna otra chica, te está esperando.

—Tú solo quieres estatus. —Frunzo el ceño—. Seguro él te regresó a la pandilla para que dijeras eso.

—Confía en mí. —Apoya su mano en su corazón—. Te ayudé antes, ¿no?

Bufo.

—Sí, pero no era realmente un peligro, era Ostyn. —Ruedo los ojos.

—Supongo que alguien debe decirte sobre el monstruo de la clase 22.

—¡Cállate, no quiero oírte! —grito—. Si hay alguien que tiene que contarme eso es él.

Ahora que sé que estoy enamorada, solo quiero conocer la historia de parte de mi superhombre.

—Conejita... —habla Flex, pero lo interrumpo.

—¡Tú también, silencio, no te creo nada! —Salgo corriendo antes de que le acepte sus mentiras.

Llego al pasillo donde pienso que está mi superhombre y sonrío cuando lo encuentro, pero mi sonrisa se borra viendo que otra vez tiene la mano vendada.

—¡¿Qué te pasó?! —chillo desconcertada—. ¡¿Quién destruyó tu gloriosa mano?!

Seguro hace maravillas con esta, no se puede lastimar, destruiré a quién se atreva.

—Ah, fui yo. —Se ríe.

Me avergüenzo por hacer conjeturas apresuradas.

—Ay, sabía que nada podía vencerte, excepto los refrescos.

Sonríe.

—Pelirroja Peligrosa, estás loca, siempre con tus ocurrencias.

—Superhombre, me tienes por las nubes. —Mi corazón golpetea rápido—. Eres un ser superior.

—Deliras. —Vuelve a reír.

—¿Puedo preguntarte algo?

—Dime.

—¿Le has estado dando consejos a Flex?

Es una duda que me viene rondando hace rato, pero es la primera vez que la formulo, más con esa carta. Flex no es tan inteligente, hay palabras que no usaría, alguien le tuvo que estar diciendo qué hacer y si es Ostyn yo... Bueno, todo tendría sentido.

No me responde, se queda mirándome, sorprendido.

—¡Contesta! —insisto.

Mueve la vista hacia el frente.

—No puedo mentir, es verdad, lo ayudé con su carta —dice serio.

Mis mejillas arden.

—Hay palabras de ti en esa nota, por eso me sentí así —expreso enamorada—. Sabía que no había caído tan bajo, gracias por tu sinceridad.

—De nada, supongo. —Empieza a irse.

Lo sigo.

—¡Espera, no me ignores!

—No quiero involucrarme más contigo, me traes problemas —aclara en un gesto incómodo.

—Cuéntame del monstruo de la clase 22, eso no tiene que ver conmigo.

Se detiene, me mira y se ríe.

—Eso no va a pasar.

¡Maldición! 

Pelirroja PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora