Pelirroja Peligrosa

23. Me llama por mi nombre

Trina

De casualidad ¡Sé dónde están la castaña y mi superhombre! Por eso Tulio, Seb y Sandal, los miembros de mi pandilla, con los que me relaciono más, hoy se encuentran en mi casa. Pues primero no quiero pensar en que Ostyn está con esa castañita ahora y segundo, lo más importante, hay que planear cómo destruir a Flex en un lugar libre de interrupciones. Aunque igual me equivoqué en eso.

—Les traje café —dice mamá y apoya la bandeja encima del mapa de la escuela.

—¡Mamá! —me quejo.

—¿Qué, cariñito? —Se sienta al lado de Tulio y Seb, le acaricia el hombro al grandote—. Me encantan tus amigos.

—Mamá, estamos ocupados, quita esa bandeja de ahí. —Señalo la mesa con el café—. Se va a mojar todo.

—Me encanta que hayas ordenado la casa para tus amigos, eres un amor ¿Con cuál juegas más?

—Mamá, por favor. —Me sonrojo.

—Pero tú no eres virgen, ¿o sí? Tienes que jugar con los chicos alguna vez ¿No salías con un tal Flex? ¿No te atendió bien? Sabía que la tenía chiquita.

—¡¡Mamá!! —vuelvo a gritar mientras mis compañeros se ríen.

—Está bien, está bien. —Alza las manos y deja de tocar a los muchachos—. Sé que no hablamos mucho, pero me pareció un buen momento.

—Mamá, nunca es un buen momento contigo, déjanos a solas.

Se relame los labios y me observa fijamente, parece enfadada, pero luego sonríe.

—Te ves tan linda cuando te enojas, me encanta que ya seas mayorcita. —Se levanta de la silla—. No los molesto más, iré a dormir.

Veo como se va a su cuarto y oigo como cierra la puerta con seguro. Eso significa que no saldrá de ahí por horas o hasta que venga un cliente.

—Siento eso. —Bufo.

—A mí me gusta tu mamá, es linda —dice Seb y le tiro mi zapato.

—¡¿Y tú tienes algo para decir?! —le grito a Tulio y mueve la cabeza, negando nervioso—. Bien.

—Solo tengo una duda —sugiere Sandal y agarra una taza de café—. ¿La tiene chiquita? —Se ríe de Flex—. Debes admitir que eso fue gracioso.

Dudo.

—Bueno, sí, fue un poco gracioso, pero no voy a hablar del tamaño de la de mi ex ¡Por favor, estamos trabajando! —Golpeo la mesa y se cae el café—. ¡Ah, mi mapa! —chillo.

—Estamos hablando de cómo destruir a tu ex —aclara Sandal mientras limpia la mesa con un trapo—. Si tienes nudes, podrías hacerle ciberbullyng.

—No voy a hacer eso, es caer bajo, pero tú sí que eres perversa. —Me río.

Se acomoda los lentes.

—Estoy para servirte, jefa.

—Por eso me caes bien.

—¿Sigues intentando que Macgregory se ponga de nuestro lado? —consulta sobre Ostyn y me sobresalto—. Te cruzas seguido con él últimamente, ¿el plan continúa?

Mierda, justo que me había olvidado.

—¡No puedo soportarlo más! —grito y me levanto.

Todos se sobresaltan, pero yo los ignoro, me pongo mi zapato y corro hasta la puerta.

¡Tengo que enfrentar a esa castaña!

Abro la puerta y me encuentro con Flex, al parecer estaba a punto de tocar el timbre de mi casa.

—Tú otra vez ¿Qué quieres? —Frunzo el ceño.

—Recordé esto. —Toma mis manos y pone algo allí.

Abro la palma, entonces veo aquellas banderitas, así que me tiemblan los labios y me arden las mejillas.

—Flex ¿Por qué me das esto?

—¡Es la primera conquista de territorio que hicimos juntos! —expresa con orgullo—. ¿Recuerdas? Cuando empezamos a salir —dice feliz—. Mira, las guardé.

Un dolor agudo llega hasta mí.

—Ay no, no me des esto.

—¡Quédatelas! —Se va corriendo.

¡Eso está mal, no me puede dar esto, me revuelve los recuerdos, es jugar sucio!

¡Reacciona, no hay que emocionarse con eso, debo ir por la castaña!

Salgo corriendo como loca despavorida ¡Soy una locomotora! Llego a la estación y me encuentro con la famosa chica, la cual se sobresalta al ver mi gran velocidad.

—¡Tú! —Me detengo y la señalo, se asusta, entonces me tiembla la boca, la cual me queda abierta al notar su expresión—. Yo... yo... ¡Ay, no puedo! —chillo y la abrazo—. ¡Sí que te ves indefensa!

—¿Trina? —Me cruzo con los ojos de Ostyn.

¡Y me acaba de llamar por mi nombre, me desmayo!

No puedo fangirlear, esto se ve muy mal.