2. Un día en el club

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Regla 1°: No tener relaciones sexuales con otras personas y menos tener una relación sentimental con otras personas hasta que termine el contrato.

༺༒༻

—¿Para qué me llamas? —preguntó molesto.

—Hoy tenemos un almuerzo en el club campestre, ahí habrá reporteros y fotógrafos escondidos que nos tomaron fotos.

—Es miércoles en un mes de enero y es invierno, no quiero ir al Club.

—Tienes que hacerlo y debemos actuar como pareja, para que no te sientas incómodo, invite a Adam y Eli, así que solo has tu trabajo y yo haré lo que prometí.

—¿Qué haremos en el club?

—Cabalgaremos y después almorzaremos, me dejaras en mi casa, te quedaras por unas horas ahí y más tarde te vas a tu casa.

—Estaremos solos, así que ten cuidado que te puedo morder —bufoneó

—No te tengo miedo, Henry.

Ríe —Yo creo que sí, así que ten cuidado.

—Espero encontrarte en el club a las doce de la tarde.

—Claro, señorita Sorni.

—Las personas que buscan a Sahara dicen que ella puede estar aliada con alguien más.

—Ella solo estaba conmigo, no era de tener muchos amigos, pero si tenía un mejor amigo.

—Entonces ella se escapó con él, su verdadero amor.

—Lo dudo, que tus informantes se informen bien antes de hablar.

—La defiendes demasiado, colgaré y no olvides ir a las doce.

—Si, señorita Sorni —termina la llamada.

—Adam, ¿hay alguna reunión hoy? —pregunto por el intercomunicador

—No, solo debes firmar algunos papeles y revisar el papeleo de hotel

—Puedes traerlo a mi oficina.

—Los llevaré en unos minutos —entra y cierra la puerta — ¿Por qué aceptaste el contrato Eda? —preguntó acercándose al escritorio

—Tú mejor que nadie sabe que no acepte ese contrato, yo misma lo hice las reglas y tú eres consiente de eso.

—En el contrato dice que ninguno de los dos puede tener una relación física, pero las reglas están hechas para romperse —Adam acerca a mí y empieza a acariciarme.

—Ahora no, Adam.

—Vamos, no seas aburrida.

—Tengo papeleo Adam

—Sé que solo podemos hacerlo los jueves, pero quiere que te relajes.

—No lo haremos, yo cumplo con mis contratos y tú lo sabes bien

—Eso no me importa, lo que importa es que los dos disfrutemos.

Adam me carga, me pone sobre el escritorio, lentamente se va acercando, llega hasta mi cuello, comienza a dar pequeños besos, poco a poco baja y me distancio.

—Creo que ya fue suficiente para ti —bajo del escritorio para alejarme.

—Eres mala —dice con una sonrisa pervertida.

—Lo siento, pero tú mismo dijiste que tenía que revisar algunos papeles.

—No son muchos la verdad, ahora terminemos lo que empezamos —se acerca hasta mí.

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora