2. Un día en el club

Start from the beginning
                                    

—Tú lo empezaste, no yo. Te daré un pequeño beso, pero hay condición

—¿Y cuál es la condición, señorita Eda?

—Tendrás que ir conmigo al Club

—Tengo buenos recuerdos del club, fue ahí donde nos conocimos

Regreso a mi sitio ordenando los papeles y veo sobre ellos sobresale su nombre. Henry

—Claro, esos recuerdos hay que conservarlos.

—¿Me acompañarás? 

—Claro que te acompañaré, no quiero que te pase algo por los reporteros —empieza a deslizar sus manos por mi cuello

—No me pasará nada

—No me gusta la idea de verte a su lado, tal vez se vuelvan a enamorar

—Él no se va a enamorar de mí, ni y yo de él, ya esta enamorado de una mujer, la cual se fue con todo el dinero de su empresa familiar.

—Gracias a ello nosotros estamos generando más dinero para la empresa, tu felicidad aún no se ha ido.

—Claro que no -lo observó de reojo y veo como se acerca más

—Entonces...

Me besa, me quedo quita sin moverme y mi celular interrumpe el momento.

—Es mi madre, debo de contestar.

Contesto, después de algunos minutos terminamos de hablar.

—¿Qué paso?

—Me dio su comentario de lo que hice con el señor Dylan

—Falta poco para que sean las doce.

—Si, nada más, falta dos horas para irnos al club, iré a casa a cambiarme.

—¿Qué haremos en el club?

—Montaremos a caballo y después almorzaremos.

—Entonces iré a tu casa a las cinco de la tarde.

—No tienes que ir, Henry ira a conmigo a casa, así que hoy no puedes ir.

—¿Por qué ira a tu casa? - frunce el ceño

—Los reporteros van a estar fuera de mi casa y ellos pensaran que somos una pareja muy dulce y que él me estera haciendo la cena.

—Espero que no te haga nada.

—No te pongas así, ninguno de los dos nos llevamos bien, bueno me llevaré los papeles para revisarlo y firmarlos

—Claro, te veo después —tomo todos los papeles, me voy de la oficina y Adam recibe una llamada

...

—Buenas tardes, señorita Sorni.

—¿Me llego algún paquete?

—Le llego un sobre, lo dejé en su Penthouse.

—Gracias, ¿los vecinos se quejaron de algo?

—No, por ahora no, ¿le estaciono su auto?

—Sí, gracias —le doy las llaves del auto, subo al elevador, entro en mi piso — ¿madre que haces aquí? —pregunto sorprendida

—Que mal educada primero saluda, niña.

—Buenos tardes, mamá, ¿Qué haces aquí? —voy hasta ella y la abrazo

—Viene porque tú no me invitaste al club.

Mi contrato, mis reglas [En proceso]Where stories live. Discover now