20. La última batalla

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Por órdenes de su padre, Yan Da había seguido a Ka Suo y a sus compañeros valiéndose del Talismán Lágrima que Shuo Gang le había robado a Lan Shang. Desde un escondite ventajoso, ella los acecharía hasta que ellos consiguieran el Loto Velado, y entonces tomaría la oportunidad de arrebatárselo. Su astuto plan se había desmoronado cuando Fang Yin había detectado su presencia.

—No es necesario que respondas a esa pregunta —replicó la inmortal, mirando intensamente a la Princesa de Fuego—. Es obvio que también está buscando el Loto Velado.

—Suéltenla —ordenó Shi, dirigiéndose a los suhos—. Yan Da no es una prisionera.

—Por ahora, la princesa es nuestra invitada —apoyó Fang Yin, al tiempo que los subordinados se apartaban de Yan Da—. Todo depende de su colaboración.

—Hey, no me ignoren —intervino Yan Da, apartándose de sus otrora captores con un gesto que denotaba fuerza—. Sigo aquí, ¿recuerdan?

Fang Yin y Shi intercambiaron una rápida y significativa mirada.

—Yan Da, necesitamos tu ayuda —dijo Shi, acercándose a la princesa de la Tribu de Fuego, quien no pudo evitar destantearse ante la presencia del hombre que le movía el piso—. El Loto Velado requiere de los poderes de todas las tribus para florecer, y eso incluye a la Tribu de Fuego.

—Por eso te he hecho traer aquí, antes de que Yuan Ji envíe a sus guardianes a capturarte —continuó Fang Yin. Yan Da ya había tenido tiempo suficiente para recobrar su compostura y alzó la mirada con altivez; mas la inmortal de ojos dorados le dedicó una mirada pícara al agregar—: Además, Ying Kong Shi necesitará a una reina que gobierne Sagrada Montaña Nevada junto a él.

Shi frunció ligeramente los labios, un tanto incómodo con el comentario, y prosiguió:

—Solo el poder del Loto Velado sería capaz de salvar la vida de Liu Mai.

Yan Da sabía a qué se refería, pues había escuchado habladurías acerca del terrible incidente ocurrido el día del matrimonio entre Ka Suo y Li Luo. Algo dentro de su ser se removió al recordar el afecto que, muy a su pesar, ya había comenzado a sentir por la princesa de la Tribu de Hielo. Su corazón sufrió un estremecimiento telúrico al ver que la mirada del hombre que amaba, de ordinario serena y fría, ahora estaba teñida de tristeza.

—He oído sobre lo que pasó luego del casamiento de Ka Suo —murmuró—. ¿En verdad Liu Mai está tan mal?

—Muy mal —Incluso la voz de Shi sonaba quebrantada—. El bebé que lleva en su vientre es lo único que mantiene algún rastro de vida en ella. Pero cuando nazca, esa pequeña llama se extinguirá. Debemos salvarla.

Aunque intentase no demostrarlo, la situación conmovía a Yan Da. Además, ella lo veía como la oportunidad de demostrarle al hombre que adoraba que estaba ahí para él. A causa de su carácter frío y orgulloso, Ying Kong Shi nunca le había pedido ayuda tan directamente antes, pero ahora lo estaba haciendo; confiaba en ella. Eso la hacía sentir feliz, lo que la llevó a decidirse.

—De acuerdo —aceptó—. ¿Qué debo hacer?















[...]



















Ka Suo cayó bajo el hechizo de la engañosa belleza de la Guardiana del Sur; pero gracias al apoyo de Li Luo, no tardó en salir de él.

—Ka Suo, yo estoy a tu lado —le susurró la reina, abrazándolo por la espalda—. Tú puedes resistir.

Tras superar esa prueba, Ka Suo descubrió que Die Che tenía un amante llamado Chi Mo, quien en realidad había sido asesinado en el pasado por pertenecer a la Tribu de Fuego y por cuya causa Die Che se había unido a Yuan Ji, manteniéndolo vivo artificialmente gracias a las vidas que sacrificaba para ello. La madre de Chao Ya, la reina perdida de la Tribu Espiritual, se encontraba allí, siendo parte de las personas a las que Die Che sacrificó y cuya apariencia mantuvo como una ilusión valiéndose de sus poderes.

La Princesa de Hielo entre redes de sueñosWhere stories live. Discover now