1. El aniversario fatídico

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Los ojos azules se posaron sobre el joven de larga cabellera blanca que jugueteaba con el león de las nieve. El viento agitó los cabellos nevados de la chica que lo observaba, recogidos en una cola alta.

—¡Ka Suo! —llamó ella con una sonrisa alegre, corriendo hacia él—. ¡Feliz aniversario, ge!

El mencionado volteó a verla y sonrió, recibiéndola con los brazos abiertos y alzándola un poco.

—Liu Mai, vamos a buscar a Ying Kong Shi —dijo Ka Suo tras darle un par de vueltas en el aire.

—Sí, hoy no lo he visto —reafirmó Liu Mai en cuanto puso los pies en el suelo.

Luego de entrar al Bosque Brumanieve y preguntarle a su despistada abuela acerca del paradero del menor de los príncipes, encontraron al niño siendo intimidado por un grupo de chiquillos que se burlaban de él. Cuando Ying Kong Shi fue rodeado por estos niños, Liu Mai apareció frente a ellos con un aura intimidante y mortífera a su alrededor.

—¿Quién molesta a mi pequeño hermano? —rugió, provocando que los niños temblaran como hojas sacudidas por un tornado.

—¡Jiejie! —exclamó Shi con una alegre sonrisa, yendo al encuentro de su hermana.

—¡La Princesa de Hielo! ¡Corran por sus vidas! —chillaron los niños, huyendo a la desbandada.

Ge, estoy bien —afirmó Shi a la vez que era alzado en brazos por Liu Mai.

—¿De verdad no irás a mi ceremonia de aniversario? —preguntó Ka Suo, mirando a su hermanito.

—Mi ausencia no será notada.

—Nosotros la notaremos —Liu Mai lo bajó de sus brazos y colocó sus manos sobre los menudos hombros del príncipe, viéndolo a los ojos con actitud persuasiva—. Vamos, no querrás entristecer a ge el día de su aniversario.

—No insistas, Liu Mai —La sonrisa de Ka Suo evidenciaba que tenía una idea en mente—. ¡León de las Nieves!

El blanco animal apareció, llevándose sobre su lomo a los príncipes mayores. Shi comenzó a caminar, mirando con pena el lugar por el que se habían ido sus hermanos.

Ge, jiejie, ¿de verdad solo se fueron? —musitó cabizbajo; mas de inmediato vio a sus hermanos dar media vuelta, llevándolo con ellos hacia la ceremonia.

La celebración estaba realmente concurrida y una agradable música animaba el ambiente. Todos posaron sus miradas en los príncipes recién llegados, sobre todo en el joven homenajeado y en la hermosa princesa.

—Liu Mai, ¿no podrías haberte puesto algo más adecuado, al menos por esta vez? —le preguntó en voz baja la reina a su hija, observando con reproche la túnica blanca y los ajustados pantalones que siempre cubrían la anatomía de la princesa.

—Así estoy cómoda, madre —afirmó Liu Mai con tranquilidad, ajustándose el cinturón que sujetaba las dos espadas que siempre llevaba con ella.

Ka Suo se encontraba recibiendo con todo protocolo a Xin Jue, príncipe de la Tribu de Fuego, quien se había presentado a la ceremonia con el supuesto objetivo de limar asperezas entre ambas tribus. Por lo tanto, Liu Mai decidió centrar su atención en cuidar de Shi. Mientras estaba en otro de los salones buscando unas golosinas para el menor, una voz a sus espaldas la sorprendió.

—La Princesa de Hielo es mucho más bella de lo que comentan los rumores.

Liu Mai se giró y vio frente a ella a Xin Jue, quien la observaba con una expresión lasciva. La princesa se guardó una mueca de repugnancia, limitándose a alzar su rostro tan endurecido como si hubiese sido tallado en mármol.

La Princesa de Hielo entre redes de sueñosWhere stories live. Discover now