Capítulo 32 El Genio

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Alysa POV

Mientras más nos adentrábamos al bosque peor era la sensación de que algo realmente malo lo habitaba. Casio mantenía su mano en el arma colgada en su cadera izquierda. De vez en cuando veía su mano agarrar con más fuerza el arma para aflojarla casi al segundo, asumí que percibía algo, pero al ver que, lo que sea que sentía, no se acercaba se relajaba tanto como la situación lo permitía.

Mi mano viajaba, también, constantemente al arma enganchada al cinturón en mi cadera. Era un filo del tamaño de mi brazo y un arma gemela la acompañaba al otro lado de mi cadera. Ezarel solía molestarme diciendo que ya me creía toda una guerrera porque ya tenía un arma predilecta, una vez Nevra lo golpeó en la cabeza por ello y le dijo que yo ya era toda una guerrera con armas o sin ellas. Le sonreí agradecida y él me dijo que tenía que ponerles nombre a aquellas armas e ignorar a Ezarel.

No lo pensé mucho antes de decidir el nombre de mis espadas cortas.

Fobos y Deimos

Temor y Pánico.

Una parte de mi pensó que Nevra se reiría cuando le dijera el nombre que le había puesto a mis espadas, pero en su lugar había rodeado mi cintura, me había atraído hacía él y me había besado con mucho entusiasmo para luego separarse un poco de mí y susurrarme en el oído que quería hacerme el amor. Yo, felizmente, deje que me llevará a la habitación donde pasamos las siguientes horas disfrutando del cuerpo del otro

El recuerdo de ese día se enturbio un poco ante las perspectivas de lo que estaba haciendo, del peligro en que me había metido sin decirle nada a mi compañero cuando en primer lugar le había hecho a él prometerme que no me ocultaría la clase de cosas que yo justamente le estaba ocultando.

Odiaba la hipocresía y aun así eso es justamente lo que era en este momento, una hipócrita.

-¿Cómo vamos a encontrar al genio entre tanto follaje? -Me pregunta Casio y sabía que a él no le iba a gustar la respuesta que planeaba darle.

-Esperaba que él viniera a nosotros -Casio se detuvo en seco y me miró como si quisiera cavar un hoyo y enterrarme en él.

-¿En serio decidiste venir al este maldito bosque esperando que el genio, que entró voluntariamente aquí para huir de la muerte y que posiblemente no confié en nadie que venga a por él, se aparezca ante nosotros así sin más?

-Por supuesto que no -Tome la mochila que había traído conmigo y saque un espejo con marco de oro de esta. -Leí en un libro que lo genios les gusta las cosas hechas de oro, además que demuestra la buena voluntad que tienes para con ellos. Dudo que haya mucha gente que sepa esto así que es probable que se dé cuenta que no es ninguna trampa

Casio no dijo nada, pero si pude notar la sorpresa en su rostro. Él, claramente, pensaba que yo había venido sin ningún plan preparado.

Coloqué el espejo a un par de metros de nosotros y retrocedí nuevamente a donde estaba Casio. Los dos nos quedamos un largo rato esperando y cuando pensé que mi plan no iba a funcionar, un pequeño mini tornado apareció justo al lado del espejo.

El tornado duro unos segundos y en su lugar, ahora, estaba el que supuse era el genio del que me había hablado Colaïa. La película de Aladdín había acertado bastante en la apariencia del genio, este tenía un color azul algo más oscuro que el de la película, pero tenía la misma clase de peinado, el mismo bigote y la misma barba, solo que esta era mucho más larga, tanto así que le genio se había hecho una trenza con ella. No tenía pies, obviamente, y su mirada a diferencia del genio de Aladdín, estaba ausente de cualquier clase de humor.

El Príncipe de las Sombras [Nevra Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora