Corrupción (En Corrección)

26: Canibalismo

Igor x Toni

Donde Igor es el dueño de un negocio de carne humana, el cual atiende junto a su esposo.

Tuve esta idea, a raíz de la escena donde Igor le platicaba a Toni sobre su sueño de abrir el “canibal-eats”
Y aparte los noté a varios de ustedes muy hornys así que bueno aprovechen.
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Era cerca de medio día, en el lugar se escuchaban los murmullos de la gente, el ruido provocado por los cubiertos chocando contra los platos de porcelana fina, los pasos de los camareros que iban y venían, en la cocina se percibía el aroma delicioso de la carne cocinándose, el sonido del cuchillo chocando contra la tabla de madera al cortar las verduras frescas y finalmente el sonido que producía el aceite caliente al tener contacto con los ingredientes.

Un hombre de acento ruso se encontraba sirviendo la carne recién preparada sobre un plato de porcelana, con sumo cuidado se aseguró de colocar rebanas de tomate, cebolla, lechuga entre otras cosillas a un lado de tal forma en la que luciera apetitoso.

En medio de aquello una mano sosteniendo una pequeña salsera roció un poco de la sustancia sobre la carne, el pelinegro levantó la mirada notando que quien había realizado tal acción era su esposo, una sonrisa se escapó de los labios del hombre, mientras que el joven tan solo tomó el plato y procedió a llevárselo de ahí.

El pelinegro era el dueño y principal chef de aquel restaurante, su esposo ayudaba como uno de los camareros del lugar, aparentemente se trataba de un restaurante normal como cualquier otro, no obstante este lugar tenía una particularidad y esta era que si bien servían platillos comunes también se podía pedir un tipo de carne que no se encontraría en otro lugar y esto era carne humana.

El restaurante era en sí una fachada, pues el verdadero negocio era aquel de servir platillos cuyo ingrediente principal era la carne de alguien quien ya no se encontraba en este mundo, el dueño del local consumía de esta carne, su esposo también lo hacía, incluso los amigos de su esposo quienes también trabajaban en aquel restaurante lo hacían.

— Igor — habló un camarero de tez morena al acercarse al ruso

— ¿Qué pasa José?

— Ese tipo ha vuelto y está con Toni

Igor procedió a lavarse las manos y se encaminó a asomarse por las ventanas de la puerta de la cocina, frunció el ceño al mirar a un hombre de cabellos castaños sosteniendo la carta y mirando sonriente al joven rubio quien agarraba en manos una pequeña libreta donde anotaba los pedidos.

Ese sujeto había estado observando durante un buen tiempo al esposo de Igor, Toni tan sólo sonreía con incomodidad ante los halagos que el cliente le dedicaba, Igor sentía mucha molestia ante ello, ese hijo de puta mirando de una forma tan atrevida a su esposo... Eso no podía quedarse así.

Finalmente se tranquilizó y se apartó del lugar, ya se encargaría de darle una lección, pero necesitaba la ayuda de Toni para ello. Igor llevaba ya un par de años desde que se casó con el rubio aquel, lo conoció gracias a unos amigos que tenían en común y eso simplemente fue lo mejor que pudo pasarle. Igor siempre había tenido esos deseos ocultos de probar a otra persona, deseos los cuales hizo realidad en muchas ocasiones, no obstante temía que Toni supiera de estos y le abandonará, no obstante muy a lo contrario de lo que él pensaba, Toni terminó por darse cuenta él mismo del oscuro secreto de Igor y terminó por ofrecerle su apoyo y a introducirse a ese mundo, todo con tal de permanecer junto a su amado.

Fue en ese entonces donde la pareja se puso en marcha para satisfacerse a si mismos, Igor tenía un sueño y este era simple, tener un negocio en el cual personas como ellos pudiesen tener un lugar, Toni desde luego que le apoyó incondicionalmente, llegando al punto donde involucraría a sus amigos más cercanos a unirse a la causa. Si bien los chicos dudaban mucho acerca de realizar aquello, sus dudas se desmoronaron al probar la comida hecha con la carne prohibida.