Besos sabor chicle //Yoongi

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¡Se había declarado seriamente por primera vez en su miserable vida y ahora era correspondido!

Yoongi no cabía en su lugar por la felicidad de saberse gratamente correspondido, recordando que después de sus confesiones, ambos se habían quedado hablando de cosas que habían pasado en las dos semanas que no se hablaron y escuchar de aquellos hermosos labios carnosos, que su alfita lo extraño tanto como él, le alegraba inmensamente.

Nunca en sus años de vida había experimentado tanta felicidad como la que sintió al probar aquellos belfos que adoraba con toda el alma, ahora que Jimin estaba de alguna forma consciente de todo lo que hacía  y de los estragos que causaba en él con sólo una sonrisa de esos abultados labios rosas que tanto amaba.

—Jungkook tenía razón —dijo a la nada frotando sus labios y recordando que cuando salieron del bosque habían acordado ir a la universidad juntos como lo hacían antes de distanciarse y como Jimin al llegar a su departamento se despidió de él con un dulce beso susurrando al mismo tiempo un "buenas noches" que le recorrió entero y le dejó viendo estrellas cuando su alfa entró por aquella puerta y no lo volvió a ver —. Estoy estúpidamente enamorado de un pequeño, adorable y sexy alfa.

Se vio en el espejo viendo que estaba listo para salir, con una radiante sonrisa que esperaba conquistar aún más a su alfa y dejarle sin palabra alguna, se sentía tan nervioso, porque nunca se imaginó en una relación seria y ahora la tenía con el que ahora que lo pensaba muy bien, era su primer amor. Tomó dos manzanas de la mesa y salió de una vez por todas de su departamento, feliz de la vida a tocar la puerta de enfrente, donde inmediatamente fue recibido por una preciosa sonrisa de gruesos labios.

—Yoongi —escucho su nombre de la hermosa voz de aquel que le tenía en un limbo que antes era desconocido y que ahora comenzaba a conocer —. Estoy feliz de verte.

Yoongi sentía en ese preciso momento como su corazón se atragantó con un latido y se volvió loco en su pecho, la felicidad indescriptible parecía irreal, pero lo era.

¡Lo que tanto habia anhelado que sucediera, estaba sucediendo!

—Y yo a ti.

Aún era muy temprano para su primera clase del día,  así que para no perder tiempo, entró como si nada al departamento de Jimin y cerró la puerta tras él. Estaba nervioso de tener frente a él a un Jimin con cabello negro y algunos mechones amarillos, con mejillas tan sonrojadas que parecían tener el color de las jugosas manzanas entre sus manos y con su aroma a pan  y café  recién hechos que le volvían tan loco; era nuevo en esas cosas, pero en ese momento supo decodificar por primera vez en su vida, lo que su terco lobo interno quería, así que acercándose lentamente, tomo con sus manos delicadamente los hombros de su Jimin y lo acerco a él, envolviendolo en un suave abrazo que fue correspondido con igual firmeza por su lindo chico.

—Estoy muy nervioso —escucho que Jimin susurraba escondiendo su rostro en su pecho —, pero anhelaba esta cercania, tus brazos.

Sólo el Dios que todo lo provee y la luna, sabían lo mucho que habia esperado porque ese momento se diera algún día.

Haber pasado por tanto, valía la pena en esos momentos, en donde tenía a su querido y muy amado alfita entre sus brazos.

¡Demonios! Que felicidad mas grande.

—Yo también   —susurró en el oído de su chico, sintiendo como el calor contrario se grababa en sus nervios y como cada célula gritaba como perra loca en su interior —. Te quiero.

Sintió como Jimin se separó del cálido abrazo que compartían y como le empujaba lentamente hasta dejarlo sentado en el cómodo sillón de la pequeña sala de estar, sentadose él en su regazo y acercándose a la altura de sus labios para fundirse en un necesitado pero no por eso menos dulce, beso, en el que primero era un roce suave sólo para poder conocer el sabor, grabar las texturas de sus labios en la mente y el corazón y luego sabiendose perdidos cuando empezaron a utilizar lengua y a gemir en la boca contraria, sintiendo incomodidad en la parte baja que se rozaban juntas yendo viento en popa en búsqueda de placer.

—Sabes a chicle —Yoongi dijo un poco enloquecido por el beso de antes, tomando con nervios y descargas eléctricas por todo el cuerpo, el suave belfo inferior de su leoncito entre sus dientes, mordiendo  y chupando un poco antes de soltarlo y recibir un gemido como respuesta.

—Y-yo... tenía resecos los labios —se excusó su alfita y Yoongi sabía que eso no era cierto, conocía de pues a cabeza a ese tierno y sensual chico.

En eso, la alarma que habían puesto para saber a qué horas salir del departamento para llegar a tiempo a sus clases, comenzó a sonar y ambos se separaron con mejillas rojas y bultos en sus pantalones, señal de que ambos estaban locos el uno por el otro; esperan un tiempo prudencial en el que se recuperaron un poco de la excitación, tomaron las manzanas que Yoongi había llevado y salieron camino a la universidad entre disimuladas sonrisas cómplices.

Compañeros/ YoonminWhere stories live. Discover now