28. El espacio entre nosotros.

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Tenía imsomnio. 

A pesar de estar cansada por todo el llanto y sentimentalismo del día, mi mente simplemente no quería detenerse de sobre pensar las cosas con respecto a mi madre y a Niall. Hasta ahora no podía creerlo. Tampoco podía creer el hecho de que me había confesado sus sentimientos, por eso él dijo previamente que se sentía culpable por lo que me había pasado.

¿Podría perdonar tal cosa y aclarar mis sentimientos al mismo tiempo?

Tal vez.

Harry decidió quedarse conmigo en el hospital hoy. Se escondió en el baño para que nadie lo sacara, lo cual me pareció súper romántico de su parte. No quería dejarme sola la primera noche en la que estaba finalmente consiente de lo que estaba pasando.

Intenté decirle que no era buena idea porque hacía frío, pero él dijo que no importaba si se dormía en el mueble o en el piso con todo el frío del mundo, lo único que le importaba era estar conmigo aquí y ahora.

Juro que cuando escuché todo eso salir de sus labios me derretí por dentro. Harry no parecía ser el tipo de chico que era tierno por la expresión que siempre tenía en su rostro, la ropa que usaba y los tatuajes que tenía en el cuerpo. Todos juzgaban el libro por su portada. En realidad él era dulce y también cursi cuando se lo proponía.

No quería que Harry durmiera en el mueble, así que le hice un espacio en mi pequeña cama para que se tumbara junto conmigo.

Ahora solo estaba con él. Envidiaba lo bien que dormía junto a mí.

Mantenía su agarre seguro en mi cintura y lo sentía respirar en mi cuello, pacífica y calmadamente. Yo, en mi insomnio, simplemente me dedicaba a verlo y acariciar sus rulos de la frente. Harry era guapo incluso dormido.

- Hey, preciosa... -susurra con la voz ronca.

Me sobresalto al escuchar su voz chocar con mi cuello causándome electricidad en todo el cuerpo y se me paren los vellos de los brazos.

- Lo siento, tal vez te jalé de casualidad muy fuerte el cabello. –me sonrojé avergonzada.

Él negó con la cabeza chocando su barbilla con mi cuello causándome cosquillas que decido ocultar para que no me vea más sonrojada de lo normal.

- No lo hiciste. –dice con tranquilidad.- Simplemente desperté. Pero me alegro de hacerlo porque mis ojos pueden volver a verte. Eres arte puro incluso con poca luz aquí.

Golpeo levemente su hombro y río nerviosa. –Deja de decir esas cosas, Harry.

Él besa mi cuello sin apartar la mirada de mis ojos y eso hace que mi corazón golpee con fuerza mi pecho.

- Solo me encargo de decir la verdad, Anna. –ronronea como un pequeño gato.- Eres hermosa y soy un maldito afortunado.

Esto estaba comenzando a tornarse más y más íntimo.

Lo podía notar en sus dedos que subían y bajaban en mi estómago cubierto por la bata de hospital.

No podía resistirme a él.

¿Quién es su sano juicio se resistiría a él?

- Si tan solo... -besa una vez más mi cuello.- Me dejas mostrarte todo lo que nuestros cuerpos pueden hacer juntos...

¿Él se refería a...?

Mis ojos estaban nublados por todo lo que estaba haciéndome sentir con sus simples besos en mi cuello y sus dedos jugueteando encima de mi cuerpo sensible.

Té para dos |H.S. & N.H.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora