|Capítulo 6|

17K 1.4K 360
                                    

Capítulo 6

—Oye.

La voz llena de queja de Bruce me hizo alzar la vista. Tenía entre las manos una botella de agua. Y me la estaba tendiendo.

Después de la conversación con Saúl me había quedado en una especie de trance. Tenía tantos sentimientos encontrados que sentía como si en cualquier momento me fuese a dar algo.

Sabía lo que sentía. Era la culpa. Esa pequeña cosilla que no te dejaba dormir por las noches, que no te dejaba prestar atención a clases. Y qué no te dejaba concentrarse en nada.

Era como si una espina estuviese siendo clavada constantemente en tu pecho. O en tu dedo. O donde sea. La cosa era que dolía. Dolía muchísimo.

Yo me sentía de aquella forma. Había pasado la última hora sentada en una esquina viendo como todos se divertían. Solo me había quedado ahí. Sentada. Ni siquiera sabía porque no me había ido a la residencia, pero suponía que una parte de mí no quería arruinarle la noche a Calu con mis cosas. Ni a nadie la verdad.

Bruce dio unos cuantos pasos hasta caer sentado junto a mí. Soltó un suspiro sonoro y abrió la boca para decir algo. Pero me le adelanté.

— ¿Crees que soy egoísta? —inquirí. Eso lo tomó con la guardia baja, porque cuando me giré hacia él tenía una mueca plantada en los labios que gritaba por todas partes: « ¿qué?»

Bruce era sincero. Lo conocía bien. Aunque fuese su amiga me diría la verdad y era la razón por la que me agradaba tanto.

— ¿Por qué me preguntas eso? —preguntó confuso. Tragué el nudo que tenía en la garganta.

—Porque...porque...

Y de repente me escuché soltar un sollozo. De mis labios salió un sollozo involuntario que no pudo detener. Giré la cara de nuevo hacia el frente y sentí las primeras gotas de lágrimas rodar por mis mejillas. Y solo me cubrí la cara con las manos mientras soltaba toda clase de sollozos denigrantes.

Bruce se arrastró hasta quedar cerca y me pasó una mano por el hombro para pegarme a su cuerpo.

—Puedes contarme lo que sea, —lo escuché murmurar y solo lloré con más ganas. Me sentía tan mal. Tan egoísta. Sí. Quizá Saúl tenía razón y no fui más que una estúpida egoísta que solo pensaba en sí misma.

Quizá si le hubiese prestado atención a Adela ella no estaría muerta.

Owen me necesitó siempre. Y no le preste atención. Porque solo pensaba en mi misma. En mis problemas. En lo que no tenía. No me fijé en lo que si tenía. En las cosas buenas que la vida me había dado a pesar de todo lo malo.

No lo valoré.

—Soy una egoísta, Bruce, —lloré sobre su hombro, me limpié las lágrimas con la punta de los dedos, —No te merezco a ti. Ni a Calu. No merezco nada.

—Eh, cálmate, no digas tonterías, —él me alejó de su cuerpo, —cometiste errores, Alice, como todo el mundo. Eso no te hace una mala persona, ¿de acuerdo?

—Pero...pero...

—No sigas culpándote por las cosas que pudiste haber hecho y no hiciste. Eso no es sano.

Él tenía razón. Demasiada. Pero de igual forma seguía sintiendo un dolor inusual y fuerte donde se suponía estaba mi corazón. Era constante. Y no me sentía así desde la muerte de mi madre. Desde la muerte de mi mejor amiga. Desde que Jason me rompió el corazón.

—Yo... sabes, yo quise mucho a Jason, —murmuré de repente. Bruce se giró un poco. Sabía lo de Jason. Pero nunca se lo había dicho directamente. Nunca había hablado con ellos directamente de Jason Rosarte, —y creí que él me quería a mí. Y Owen siempre estuvo ahí.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now