|Capítulo 14|

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Capítulo 14

Sentía cierta liberación.

No sabía cómo describirlo con exactitud, pero se sentía como cuando finalmente dejabas ir lo que tanto te lastimó. Que era justamente mi caso.

Jason había sido tan importante en mi vida que me había negado con todas mis fuerzas a dejarlo, finalmente, ir. Pero había tenido suficiente. Bruce tenía razón cuando me dijo que debía avanzar.

Y la verdad, para hacerlo, debía dejar atrás las cosas que aún me lastimaban.

Suspiré y le di un mordisco a la hamburguesa que tenía entre las manos. Eran las tres de la madrugaba y me encontraba en la cocina. Sentaba en la encimera  con las piernas cruzadas.

La cena benéfica había culminado hacia unas cuantas horas, y la verdad, cuando salí de ese club algo dentro de mí se recompuso y una nueva Alice renació.

Miré hacia todos lados y el silencio me recibió. Todos dormían, y de cierta forma me sentía bien estando sola. Mi celular vibró entre mis piernas. Era un mensaje de Calu.

«Calu: Tengo tus resultados. No hay porque alarmarse, es solo una pequeña infección causada por el agua»

Leer eso me quitó un peso de encima. Le había estado dando vueltas y la preocupación me había abordado. Había ido al ginecólogo el día después de la feria y desde entonces había estado esperando mis resultados.

Me metí la hamburguesa de nuevo a la boca y le di otro mordisco. E intenté responderle a Calu con un mensaje. Pero un ruido me hizo alzar la cabeza y mirar hacia las escaleras.

Eran pasos, y por un momento sentí miedo. A ver, qué eran las tres de la madrugaba y estaba sentada sola en la cocina con casi todas las luces apagadas. No me juzgues.

— ¿Qué haces despierta? —escuché de repente. Esa sin duda era la voz ronca, de seguro porque había estado durmiendo, como todos, de Ayden. Venía bajando las escaleras y solo llevaba un short ajustado. Era liso y negro. Y le sentaban de maravilla.

Me tragué el bocado y lo miré terminar de bajar las escaleras.

Estaba buenísimo, la verdad había que decirla. Incluso con el cabello despeinado y la mirada algo ausente.

—Tenía hambre, —musité mostrándole mi hamburguesa cuando cruzó por mi lado y se detuvo frente al refrigerador. Lo abrió y sacó una botella de agua que se llevó a los labios de inmediato. Bajé la mirada por todo su cuerpo y me detuve en su culo. Joder. Aún embobada añadí: —muchísima.

Ayden dejó la botella de agua en una mesita junto al refrigerador antes de girarse hacia mí, y sonreírme. Se despeinó el cabello y se deslizó a pasos lentos hasta quedar frente a mí. Parpadeé recordando lo que habíamos hecho en aquel balcón.

— ¿Ah sí? —inquirió él. Asentí con la cabeza y lo vi meterse entre mis piernas y darle un mordisco a mi hamburguesa, que seguía entre mis manos, por supuesto. Y ese solo gesto causó que mi bajo vientre se contrajera en anticipación.

Su voz había sonado cargada de una pequeña, casi inexistente lujuria que me puso los pelos de punta.

—Sí, —susurré viendo cómo alzaba la mirada y sus ojos verdes chocaban directamente con los míos. La luz era tan tenue que apenas podía verlo. Pero de igual forma podía ver las pequeñas pecas en su cara. Esos ojos verdes tan hipnóticos, y por supuesto, esos labios carnosos y húmedos por haber tomado agua.

Sentí como acercó su rostro hasta mi cuello. Su cabello rozó mi piel y le envió unas corrientes rarísimas a mi entrepierna. Ayden dejó un beso húmedo en mi barbilla y luego bajó un poco hasta dejar otro beso en una esquina de mi cuello.

Desastres impulsivos ©️✔️Where stories live. Discover now